Solo, andando deshidratado y desorientado. Así encontraba la Policía de Estos Unidos a un niño de 3 años en una autopista de Arkansas. A pocos metros, en un barranco oculto tras la vegetación, encontraban un coche. Junto a él, el cuerpo sin vida de la madre del pequeño. Había salido despedida del vehículo.
En el asiento trasero, en una silla de viaje, estaba su hermano de 1 año, despierto. Llevaba dos días ahí, esperando a ser rescatado. En este tiempo, los dos sobrevivieron solos, sin comida, y con unas temperaturas que superaban los 30 grados.
El hermano pequeño fue trasladado al hospital totalmente deshidratado. Ahora ambos se recuperan.
No es la primera vez que unos niños viven esta situación. En España, en 2017, cuatro niños pasaron cinco días con los cadáveres de sus padres en una casa de Huelva. Se suicidaron con una sobredosis de medicamentos y los hijos pensaron que estaban durmiendo en la habitación.
Lo mismo ocurría en un edificio de Palma de Mallorca. Tres menores vivieron tres días con el cadáver de su madre. Salieron a buscar ayuda porque llevaban todo este tiempo sin comer, y su madre no se movía de la cama.