La Organización Mundial de la Salud ha aumentado el número de campañas para prevenir la expansión del ébola, tras la difusión de la enfermedad en cuatro países africanos.
Quienes atienden a los enfermos lo hacen alarmados y protegidos al máximo. Ni un milímetro de su piel puede estar expuesto.
En África, los médicos plantan cara a una epidemia que está causando auténtico terror. Se propaga sin control a través de la sangre, el sudor o, incluso, por un estornudo.
La enfermedad cursa en brotes que van creciendo progresivamente. Por eso, esta epidemia está descontrolada.
Los sanitarios que trabajan en el exterior aseguran que el ébola ya es un problema mundial. "Es la epidemia más grande de la historia" afirman desde Médicos Sin Fronteras.
Ya han pasado cinco meses desde que se detectaron las primeras muertes en Guinea Conakry. El ébola ha traspasado fronteras y hoy, cuatro países de África Occidental sufren sus devastadores efectos.
Empieza con una ligera gripe y en sólo dos semanas los órganos vitales dejan de funcionar. Las esperanzas para el contagiado son pocas. Sólo dos de cada diez viven.
Liberia, con más de 130 infectados, ha cerrado sus fronteras y en la capital de Nigeria un hospital ha sido declarado en cuarentena.
Expertos internacionales acuden a las zonas afectadas para frenar la cadena de contagio, de la que nadie está a salvo.
En una semana han muerto dos científicos que llevaban años batallando contra un virus que, de momento, no tiene cura.