El Estado Islámico (IS) ha abierto un "cine" al aire libre para mostrar los vídeos de sus ejecuciones y aterrorizar a los habitantes de la ciudad de Mosul (norte de Irak), en manos de esa organización extremista desde junio pasado.
El macabro espectáculo comenzó la semana pasada en medio de los bosques situados en la ribera del río Tigris, en el único lugar que tiene la gente de la urbe para relajarse un poco de la represión y de las tensiones causadas por la ocupación del IS.
Un gran número de jóvenes, niños y familias se congregó en el sitio esperando con impaciencia ver el programa que los extremistas iban a ofrecer en las grandes pantallas que habían instalado.
La función comenzó con la apertura de unas cortinas, seguido de himnos religiosos alentando a unirse a la guerra santa o "yihad". Luego, los espectadores quedaron horrorizados al ver que los vídeos mostraban escenas de los diversos tipos de ejecuciones perpetradas por los verdugos del IS, entre ellas degollamientos, decapitaciones y asesinatos de rehenes.
El vídeo que más impactó a la gente, por lo sangriento, fue la ejecución del periodista británico David Haines, que fue degollado por un encapuchado con un cuchillo. "Las sangrientas escenas que hemos visto mi familia y yo son algo increíble. Mi pequeño hijo, de cuatro años, me preguntó: 'Papá, ¿por qué ese hombre degüella a esa persona?' Lo que escuché de mi hijo me dejó impávido, no supe responderle", dice un conmovido vecino de Mosul, identificado como Mohamed Sobhi Yaralá.
Estados Unidos ha comenzado a atacar los principales bastiones del Estado Islámico (IS) en Siria con la colaboración de cinco naciones árabes, Francia utilizando más de 150 bombas de precisión lanzadas desde destructores, cazas y bombarderos, informó el portavoz del Pentágono.
El contraalmirante John Kirby, portavoz del Departamento de Defensa, dijo en entrevista con la CNN que las primeras evaluaciones indican que estos ataques en Siria fueron "efectivos", aunque se proveerá más información en las próximas horas.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, hablará sobre estos primeros ataques en Siria, donde han medrado grupos islamistas radicales en tres años de guerra civil, antes de partir a las 10 de la mañana (14.00 GMT) a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
Según un comunicado del Mando Central, encargado de las operaciones en Oriente Medio, Estados Unidos, con el apoyo de Baréin, Jordania, Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, utilizó "una mezcla de cazas, bombarderos, aeronaves de pilotaje remoto y misiles Tomahawk", lanzados desde aguas internacionales.
Kirby detalló que no todas las naciones árabes participaron directamente en ataques aéreos, pero contribuyeron de otro modo con las operaciones militares.
En total esta noche, Estados Unidos y sus aliados realizaron 14 rondas de ataques, las primeras dentro de Siria para debilitar los bastiones de los yihadistas suníes del IS, que habían aprovechado la guerra civil siria para hacerse con un vasto territorio bajo su control y fuera del alcance de potencias occidentales.
Hasta ahora, los ataques de Estados Unidos y otras potencias como Francia se habían enfocado en Irak, donde el IS se estaba extendiendo. "Los ataques destruyeron o dañaron múltiples objetivos del IS en las vecindades de Al Raqa (principal bastión del EI), Deir al Zur, Al Hasaka y Albu Kamal", explicó el Mando Central.
Estados Unidos lanzó hasta 47 misiles crucero Tomahawk desde los destructores USS Arleigh Burke y el USS Philippine Sea, que operan en aguas internacionales en el Mar Rojo y el Golfo Pérsico Norte.
Además, participaron en los ataques cazas de la Armada (Navy), Fuerza Aérea, y el Cuerpo de Marines, entre ellos los modernos F-22 Raptor, drones y al menos un bombardero.
Los ataques en Siria también fueron dirigidos contra células de veteranos de Al Qaeda conocidas como el grupo Khorasan, que estaba entrenando a occidentales en la fabricación de bombas para realizar ataques terroristas "inminentes", según el Pentágono.
Los ocho ataques contra el grupo Khorasan fueron realizados por Estados Unidos sin ningún apoyo de otras naciones y se centraron en el oeste de Alepo, donde bombardearon campos de entrenamiento, centros de comunicaciones y unas instalaciones para la fabricación de explosivos y munición.
Estos primeros ataques aéreos en Siria suponen una importante escalada de la "guerra" de Estados Unidos contra los yihadistas suníes y se suman a los ya casi 200 bombardeos llevados a cabo en Irak desde comienzos de agosto.