La Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca ha ordenado a los distintos departamentos del Gobierno que empiecen a ejecutar los planes para la paralización de la administración pública estadounidense, descartando así un acuerdo 'in extremis' en el Congreso.
"Desafortunadamente, no hay señales claras de que el Congreso vaya a actuar a tiempo para que el presidente, Barack Obama, firme el aumento de los fondos gubernamentales antes del 1 de octubre, por tanto, deben ejecutarse los planes para llevar a cabo un cierre ordenado", ha dicho, en una circular interna, obtenida por la cadena CNN.
El Gobierno de EE.UU. se verá obligado a suspender parte de sus operaciones por primera vez en 17 años, una vez vencido esta medianoche el plazo para aprobar un presupuesto y ante la falta de acuerdo en un Congreso profundamente dividido.
La medianoche del lunes marcaba el fin del plazo para llegar a un acuerdo que permitiera continuar financiando las actividades del Gobierno, lo que forzará a prescindir de unos 800.000 funcionarios y podría costar más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas, según la Casa Blanca.
Además, ha instado otra vez al Congreso a "actuar rápidamente para proporcionar un puente a corto plazo que garantice el tiempo suficiente para aprobar un presupuesto para lo que queda de año fiscal y para restaurar el funcionamiento de servicios públicos clave".
Justo antes de terminar el plazo de medianoche Obama firmaba una ley para mantener los pagos a las Fuerzas Armadas, de cara a un cierre del Gobierno que ya parecía inevitable debido al bloqueo del Congreso.
"El presidente Obama firma un proyecto de ley para mantener los salarios y las asignaciones de los miembros de las Fuerzas Armadas durante el cierre del Gobierno", ha informado la Casa Blanca a través de su cuenta oficial en la red social Twitter.