Al nuevo reactor flotante de Rusia le espera un largo viaje de 5.000 kilómetros, lo que ha provocado inquietud entre miembros de la comunidad científica y organizaciones ecologistas, que temen que pueda ser objeto de un ataque o sufrir un accidente.
Hay quien lo califica de 'Chernóbil flotante', a pesar de que su nombre oficial es 'Académico Lomonósov'.
Su diseño y construcción han llevado más de diez años y esta será la primera estación nuclear que se envíe por mar para generar electricidad en regiones remotas de Rusia. Cuando agote su combustible tendrá que viajar de vuelta para ser recargada.
Los ecologistas han bautizado a este barco como el 'Titanic atómico'. Su misión será suministrar electricidad a varias poblaciones, plataformas petrolíferas y la rentable industria para la obtención de oro.
Cuando funcione, Rusia cerrará una central de carbón y otra nuclear y obsoleta.
Esta central flotante operará en la costa porque los técnicos dicen que es muy complicado construirla en tierra porque la mayor parte del tiempo el suelo está congelado.
Sin embargo los ecologistas creen que puede ser una bomba de relojería marítima porque "puede hundirse, chocar contra la costa y ser dañada. Además de los riesgos de que falle el reactor nuclear".
Si bien, también tiene ventajas, como que es capaz de ofrecer energía a 100.000 habitantes y llegar a los puntos más remotos del planeta: "La mayor ventaja es que puede alcanzar localidades muy aisladas donde la energía se necesita".
Tal es así que China va a construir unas 20 centrales nucleares flotantes y países de África y Latinoamérica están interesados también.