A falta de cien días para las elecciones norteamericanas, parece que las cosas no pintan demasiado bien para Donald Trump.
Con el coronavirus fuera de control, el actual presidente ve cada vez más difícil lograr un segundo mandato. Al hecho de que Estados Unidos es el país del mundo más golpeado por la pandemia hay que sumar las permanentes protestas antirracistas que han dividido al país en dos.
Trump dijo que su "mayor prioridad" es conseguir una vacuna y explicó que su Gobierno ha invertido millones de dólares en la producción "masiva" de las opciones más prometedoras para que, en cuanto se compruebe que hay una vacuna segura, pueda distribuirse a millones de estadounidenses.
Primero abrazó el uso de las mascarillas, contra las que había librado una guerra cultural durante meses; después instó a los jóvenes a evitar multitudes, luego aceptó que no todas las escuelas abrirán en otoño, y este mismo jueves canceló la Convención Nacional Republicana que iba a celebrarse en Florida.
Si los comicios se celebrasen ahora, sería derrotado por su principal rival, el demócrata, Joe Biden, por ocho puntos de diferencia. Sin embargo, tres meses es mucho tiempo en la escena política norteamericana, por lo que todavía no está todo ni mucho menos dicho.