Malta espera un cambio. El país tiene nuevo primer ministro, Robert Abela, pero la elección de este abogado no parece haber gustado a la familia de Daphne Caruana, la periodista asesinada en 2017 tras denunciar la corrupción del Gobierno.
Abela, de 42 años, es hijo de un expresidente del país y hombre cercano al dimitido Joseph Muscat. El ya exprimer ministro dejó su cargo, tras ser acusado de bloquear la investigación por el asesinato de Caruana, para defender a sus colaboradores.
Abela tendrá ahora que guiar hasta 2022 a un país que ya no confía en sus políticos ni en sus instituciones.
¿Qué pasó en 2017?
En octubre, la periodista de investigación, Daphne Caruana, fue asesinada a la puerta de su casa con una bomba en su coche. Caruana murió después de acusar al entorno directo del primer ministro de tener cuentas en paraísos fiscales.
La periodista, de 53 años, era un látigo contra la corrupción en su país. En su blog, muy conocido, plasmaba el resultado de sus investigaciones, entre ellas la supuesta conexión de políticos y empresarios de Malta con los llamados Papeles de Panamá. Esos documentos revelaban una importante evasión tributaria que alcanzaba a hombres de Muscat.
Más de dos años después del asesinato, los tres hijos de Caruana siguen exigiendo Justicia. Por ahora las pruebas señalan a Yorgen Fenech, un millonario cercano al exjefe de gabinete del primer ministro. El oligarca habría encargado el asesinato a unos sicarios.
Así se descubrió el crimen
Todo se destapó de casualidad, cuando la policía detuvo a un taxista por lavado de dinero. El sospechoso confesó, a cambio de inmunidad, que intermedió entre el empresario y tres delincuentes para que mataran a la periodista. Su muerte costó 150.000 euros. Según la investigación, el taxista habría cobrado un sueldo público durante unos meses, aunque nunca pudo justificar ese trabajo.
Cuando el magnate fue detenido, acusó a varios miembros del gobierno. La crisis sacó a miles de personas a las calles contra la corrupción. La familia de Daphne Caruana encabezó las marchas. Habían soportado un duro acoso, nada que no conocieran. Su madre sufría a menudo amenazas, de hecho, les habían matado al perro y quemado la puerta de su casa.
Cuando la presión de la calle se hizo insoportable, los hombres de Muscat empezaron a caer. Dimitieron dos ministros y el jefe de gabinete, el supuesto autor intelectual del asesinato.
Muscat anunció que dimitiría el 12 de enero. La Comisión Europea y el parlamento pidieron su renuncia inmediata. Estaba solo y cada vez más acorralado por organismos como el Consejo de Europa. Dedicado a proteger los derechos humanos y la democracia, el Consejo forzó una investigación pública. Esa comisión será la encargada de establecer la responsabilidad del Estado maltés en el asesinato de Caruana. Las conclusiones se conocerán este año.
El nuevo Primer ministro de Malta es abogado, laborista e hijo de George Abela, expresidente de Malta. Tiene 42 años es una elección de continuidad. Cinco días después de la elección dimitía el jefe de la policía de Malta. Algo que reclamaba desde hace tiempo la familia de Caruana.
Desde que Muscat llegó al poder en la isla mediterránea, Malta ha atraído dinero dudoso de Rusia y Oriente medio y ha vendido pasaportes de la Unión Europea al mejor postor.
La situación del periodismo en el mundo
La presión provoca una investigación en Francia
La Justicia francesa ha abierto una investigación por este asesinato. La familia de la periodista y Reporteros sin Fronteras han presentado una denuncia por “complicidad en el asesinato” y “corrupción” contra el oligarca Yorgen Fenech. El magnate está considerado el supuesto cerebro del crimen.
Francia quiere saber si Fenech utilizó parte del dinero que ganó en el país galo con sus hoteles y caballos de carreras para pagar a los autores del atentado contra Caruana.
La periodista había descubierto que una sociedad de Fenech, 17 Black, con sede en Dubai había entregado dos millones de euros al entonces ministro de Energía y Salud, Konrad Mizzi, y al jefe de gabinete del primer ministro, Keith Schembri. Ambos tenían empresas en Panamá. A Daphne está investigación le costó la vida. Sus últimas palabras fueron: “La situación es desesperada porque hay criminales por todas partes”.
Libertad de prensa en Europa
El asesinato de Caruana no es una excepción en Europa. En 2017 murió, Dimitri Popkov, que publicaba noticias sobre corrupción y abuso de poder en las páginas de su propio diario. Un desconocido le disparó 5 veces en su jardín. Tenía 42 años.
En 2018, en Eslovaquia, el periodista, Jan Kuciak y su pareja sufrían un tiroteo en su casa. Fue en febrero, cerca de Bratislava, y hay tres acusados. Kuciak investigaba la corrupción y la evasión fiscal.
Ese mismo año era asesinada, violada y estrangulada en plena calle la periodista de Bulgaria Viktoria Marinova, que también investigaban casos de corrupción. Acababa de emitir un reportaje sobre los fondos de la Unión Europea. Su cuerpo apareció en un parque.
En 2019, el nuevo IRA mataba a la periodista de investigación, Lyra McKee, durante una manifestación en Londonderry, tras ser alcanzada por disparos. En febrero de 2020 eran detenidos cuatro hombres por el tiroteo. Los terroristas asumían el atentado. También ese año fallecía el periodista ucraniano, Vadym Komarov, por una paliza en la calle.