La élite del ejército chino en la lucha contra enfermedades infecciosas ha aterrizado en Wuhan, la zona cero del coronavirus. Son más de 1.000 efectivos del cuerpo médico militar, muchos con experiencia en brotes como el SARS (Síndrome respiratorio agudo y grave) o el ébola, que serán la punta de lanza para combatir esta epidemia.
"Hemos luchado contra infecciones en 2003 y 2014, y con esa experiencia podremos vencer al virus", asegura uno de ellos, que lo último que quieren es "ver sufrir a la gente".
Hace apenas unas horas, el ejército asumía oficialmente el control del nuevo hospital, levantado en tiempo récord y operativo desde mañana para acoger a un total de 1.000 contagiados.
El virus se extiende y en Wenzhou, una ciudad de 9 millones de habitantes a 800 kilómetros de Wuhan, se ha declarado la cuarentena total. Y el gobierno de Hubei, la provincia más afectada por la epidemia, ha anunciado que los fallecidos no serán entregados a sus familias ni enterrados, sino incinerados en una instalación especial.
En Wuhan, hay farmacias que han abierto tras recibir algunas medicinas específicas, pero no hay desinfectantes o guantes aislantes. Y eso a pesar de la actividad constante en fábricas de material sanitario.
En toda China, y en medio de estrictos controles, sigue la vuelta a casa tras las vacaciones de Año Nuevo.