Veintinueve personas, entre ellas Alfredo Astiz, han sido condenadas a prisión perpetua y otras 19 recibieron condenas menores en el mayor juicio por delitos de la última dictadura celebrado en Argentina, en el que otros seis acusados fueron absueltos, entre ellos Julio César Poch.
El histórico proceso, que duró cinco años y en el que estaban imputadas 54 personas, entre militares y civiles, ha concluido en Buenos Aires con la lectura de la sentencia, que duró cuatro horas, y con numerosos integrantes de organismos de derechos humanos a las puertas de los tribunales.
La 'megacausa' comprendía 789 casos de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura (1976-1983) en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó la mayor cárcel clandestina del régimen de facto y en la que se calcula que estuvieron detenidas ilegalmente unas 5.000 personas.
Los jueces absolvieron a Juan Ernesto Alemann, exsecretario de Hacienda del gobierno dictatorial; al piloto de la línea aérea holandesa Transavia y marino retirado Julio César Poch, extraditado desde España; y a los también exmilitares Ricardo Jorge Lynch Jones, Roque Ángel Martello, Rubén Ricardo Ormello y Emir Sisul Hess.
Sin embargo, el tribunal condenó a prisión perpetua, entre otros, a Jorge Eduardo 'el Tigre' Acosta, excapitán de fragata y exjefe de Inteligencia y del Grupo de Tareas de la ESMA; al excapitán de corbeta Ricardo Miguel Cavallo, extraditado desde España en 2008, y al excapitán de la Armada y agente de inteligencia Alfredo Astiz, conocido como el "Ángel Rubio" o el "Ángel de la muerte".
Entre quienes también recibieron la máxima pena están Adolfo Miguel Donda, Juan Antonio Azic, Jorge Carlos Radice, Juan Carlos Rolón, Carlos Guillermo Suárez Mason y Gonzalo Torres de Tolosa. Además de los 29 condenados a reclusión perpetua, el tribunal sentenció a 10 de los imputados a penas que van desde los 8 a los 25 años de prisión. Muchos de los condenados ya contaban con condenas previas en otros juicios por delitos en la dictadura.
Once de los 66 imputados originalmente en este juicio murieron a lo largo del proceso y otros tres fueron apartados por razones de salud. "Aquí hay muchos sobrevivientes que han sufrido en carne propia la aplicación de las políticas llevadas adelante por quienes hoy están siendo juzgados", dijo Liliana Belforte, víctima del terrorismo de Estado de Argentina y comunicadora social.
A las puertas del tribunal, situado justo frente al edificio central de la Armada argentina, Belforte lamentó que este juicio haya tenido "muchísimas dilaciones" y sostuvo que, aunque hubiera querido que la Justicia actuara "con muchísima más severidad", el proceso resulta un "paliativo" para los supervivientes y los familiares de las víctimas.
Éste ha sido el tercer juicio por delitos cometidos en la ESMA, pero ha sido el más prolongado de ellos y, por la cantidad de imputados, los casos comprendidos y el números de testigos que han declarado -entre ellos 400 sobrevivientes- ha sido considerado el mayor proceso por delitos en la dictadura celebrado hasta ahora por la Justicia penal en Argentina.
"Ha sido el juicio más largo en cantidad de imputados y en cantidad de víctimas", destacó Diego Adur, sobrino de Claudio César Adur, detenido desaparecido en 1976 junto a su esposa, Bibiana Martini. Secuestros, torturas, homicidios y apropiación de menores son algunos de los horrores investigados en este juicio, entre ellos los escalofriantes "vuelos de la muerte", en los que se arrojaba al mar a personas secuestradas.
Entre otros casos emblemáticos, el juicio incluyó las desapariciones de la joven sueca Dagmar Hagelin, de la dirigente de la guerrilla Montoneros Norma Arrostito, de las religiosas francesas Léonie Duquet y Alice Domon y de Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo.