El papa Francisco y el presidente francés, Emmanuel Macron, se reunieron durante 57 minutos en el Vaticano en el que fue su primera entrevista. Después sentados ante el escritorio, frente a frente, el papa aguardó la salida de los periodistas para comenzar la reunión y solo se escuchó que presentaba al monseñor que haría de interpreté explicando que había estado muchos años en África.
Macron llegó acompañado de su esposa, Brigitte, que formaba parte de la delegación de unas 15 personas: el ministro del Interior, Gérard Collomb, y el titular para Europa y de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, entre otros. Después mantuvieron una larga reunión con la ayuda del interprete de casi una hora.
Macron entregó a Francisco una antigua edición del libro "Diario de un cura rural" de Georges Bernanos, mientras que el pontífice le regaló el medallón que representa a San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires y que dió su manto a los pobres. Un símbolo del amor hacia los más desfavorecidos y un presente que suele entregar a muchos mandatarios en las audiencias privadas, así como los documentos que ha escrito. El papa se mostró siempre sonriente y muy cordial con el presidente francés a quien despidió cogiéndole ambas manos con cariño.
El presidente francés mantuvo antes de la reunión con el papa un desayuno de trabajo con los dirigentes de la asociación católica Comunidad de San Egidio, muy comprometida con los inmigrantes, los más desfavorecidos y en la resolución de conflictos.