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SUBASTA ANUAL EN LA LONJA TAKIOTA DE TSUKIJI
Un empresario japonés compra un atún rojo de 212 kilos por 605.000 euros
El célebre empresario, que en 2013 pagó 1,27 millones por un atún rojo, busca con estas sonadas compras copas la atención mediática para atraer al público a sus restaurantes.
Un atún rojo se vendió por 74,2 millones de yenes (algo más de 605.000 euros) en la que podría ser la última subasta de Año Nuevo en la mítica lonja tokiota de Tsukiji, cuya actividad podría trasladarse a nuevas instalaciones a finales de 2017.
La cantidad abonada por el atún de 212 kilos pescado en Oma, en la prefectura de Aomori (norte de Japón), supone unos 350.000 yenes (unos 2.857 euros) por kilo y es la segunda más alta pagada en una subasta de Año Nuevo en Tsukiji. Por sexto año consecutivo la puja ganadora fue realizada por el presidente de la cadena de restaurantes Sushizanmai, Kiyoshi Kimura. El récord histórico lo ostenta el propio Kimura, que en 2013 pagó 1,27 millones de euros por un atún rojo.
Como viene siendo costumbre, Kiyomura bromeó ante los medios y explicó que el atún adquirido resultó "un poco caro". El célebre empresario, de 64 años, busca con estas sonadas compras copar la atención mediática para atraer al público a sus restaurantes, ya que la publicidad que logra con sus llamativas pujas -rara vez los minoristas pagan mas de 70 euros por kilo- sale mucho más económica que contratar una gran campaña publicitaria.
La subasta de Año Nuevo celebrada podría ser la última de este tipo que se organice en las actuales instalaciones del mercado de Tsukiji, una de las atracciones turísticas más populares de la capital japonesa. El Gobierno metropolitano de Tokio decidió en 2001 trasladar Tsukiji, que abrió en 1935 en el céntrico barrio de Chuo a orillas del río Sumida, a la isla artificial de Toyosu, por la necesidad de crear más superficie comercial. Sin embargo, la detección de restos de sustancias tóxicas en el suelo de la nueva superficie -que solía albergar una planta productora de gas- ha retrasado desde entonces la reubicación.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, reclamó este año nuevos análisis sobre el terreno y volvió a retrasar el traslado ante la posible y persistente presencia de sustancias nocivas, como benceno, en las nuevas instalaciones. Koike ha asegurado que la mudanza de Tsukiji no tendrá lugar al menos hasta finales de 2017.
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