Los agentes de la Policía tunecina y los manifestantes que han acudido a protestar por la muerte del opositor Chokri Belaid se han enfrentado a las puertas del cementerio en el que ha sido enterrado el coordinador general de la alianza opositora Frente Popular.
Desafiando a una fría lluvia, unas 50.000 personas se han manifestado para recordar a Belaid en su distrito, el barrio de Jebel al Jaloud, en la capital, con cánticos antigubernamentales y contra los políticos islamistas.
El funeral de Belaid ha sido el que más personas han congregado en el país desde la muerte del primer presidente de Túnez, Habib Burguiba, en 2000.
Los enfrentamientos han comenzado en las inmediaciones del cementerio en el que ha sido enterrado el líder opositor de izquierdas cuando los agentes de la Policía han lanzado gases lacrimógenos contra los manifestantes, que les han respondido lanzándoles piedras y quemando varios vehículos.
La Policía también ha recurrido al lanzamiento de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes concentrados frente a la sede del Ministerio del Interior en la capital, Túnez.
Túnez, que fue el primer país que experimentó una revolución en el marco de la Primavera Árabe que acabó con el régimen liderado por Zine el Abidine Ben Alí, está inmerso en un clima de tensión política por las diferencias de los islamistas en el poder y los opositores laicos y por la frustración que causa la falta de avances a pesar del cambio de régimen.
En medio de este clima, el asesinato de Belaid, uno de los líderes de la oposición más crítico con el gubernamental partido islamista moderado Ennahda, ha provocado enorme malestar en la sociedad tunecina y ha puesto fin a la relativa calma que experimentaba el país norteafricano.
"El pueblo quiere una nueva revolución", han cantado algunos de los manifestantes concentrados cerca del cementerio en que ha sido enterrado Belaid, antes de interpretar el himno nacional.
Miles de personas han rodeado el camión con remolque abierto que ha trasladado el féretro del líder opositor de izquierdas, envuelto en la bandera tunecina, desde un centro cultural del barrio de Jebel al Jaloud hasta el cementerio de Jallaz, bajo la supervisión desde el aire de un helicóptero de la Policía.
"Belaid, descansa en paz, continuaremos con la lucha", han proclamado algunos de los asistentes a las exequias, que han exhibido retratos del político asesinado. Algunos de los manifestantes han criticado e insultado al líder de Ennahda, Rachid Ghannouchi. "Ghannouchi, asesino, criminal", han coreado.
"Túnez es libre, terrorismo fuera", han gritado. La Policía también ha recurrido a gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que se han enfrentado a los agentes con piedras y cócteles molotov en la localidad de Gafsa, situada en el sur del país y considerada uno de los bastiones de seguidores de Belaid. Los miles de manifestantes concentrados en esa ciudad han cantando lemas similares a los de la revuelta que acabó con el régimen de Ben Alí.
"El pueblo quiere la caída del régimen", han coreado. En la cuna de la revolución, en Sidi Bouzid, unas 10.000 personas se han manifestado para recordar a Belaid y han cantado proclamas contra Ennahda y el Gobierno.
Durante la jornada, las fábricas, los bancos, las escuelas y algunos comercios en la capital y en otras ciudades han decidido cerrar sus puertas en respuesta a la huelga general convocada por la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT) por la muerte de Belaid.
El miércoles pasado, horas después de la muerte de Belaid, el primer ministro tunecino, Hamadi Jebali, anunció que disolvería el gobierno y formaría un ejecutivo de tecnócratas, una decisión que ha sido rechazada por su propio partido, Ennahda, y por las fuerzas de la oposición con representación parlamentaria.