La Universidad de Atenas lleva ocupada más de dos semanas por miembros de colectivos anarquistas para exigir el cierre de las cárceles de alta seguridad para terroristas y en solidaridad con los presos del grupo anarquista "Conspiración de Núcleos del Fuego".
Fuera del edificio, algunos de los manifestantes que se encontraban a la cola de la marcha contra la mina de oro -que reunió a cerca de mil personas, según la Policía- incendiaron contenedores y lanzaron piedras a los agentes, tras lo que los antidisturbios respondieron con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
Los manifestantes instaban con cánticos al Gobierno a abandonar la "ambigüedad" y posicionarse a "favor del capital o de los trabajadores". Tras los primeros incidentes, la marcha siguió hasta el Parlamento y volvió a situarse delante de la universidad, seguida de cerca por antidisturbios y policías motorizados, que llevaban cámaras de vídeo en el casco, lo que fue motivo de un desencuentro verbal con algunos ciudadanos.
Los anarquistas salieron en ese momento al portal de la Universidad a recibirlos con banderas negras y se aplaudieron mutuamente, mientras el edificio seguía acordonado por más de un centenar de policías. Al llegar a la plaza de Omonia, en el centro de Atenas, por segunda vez, la manifestación se dio por terminada, pero algunos de los participantes se dirigieron al céntrico barrio de Exarjia, de tradición izquierdista, donde se produjeron de nuevo incidentes.
Las calles de la ciudad permanecieron cortadas durante horas por las manifestaciones relacionadas con la minería, tanto a favor como en contra. Durante la mañana más de 4.000 trabajadores de las minas protestaron frente al Ministerio de Reconstrucción Productiva y después delante del Parlamento para reclamar los autorizaciones que les permitan continuar con su actividad, después de que en febrero se los retirara el Gobierno del partido izquierdista Syriza.