La prohibición del uso de todo tipo de prendas que oculten la cara -como un pasamontañas o el velo integral islamista conocido como burka- en espacios públicos de Holanda entra en vigor este jueves en medio de la rebelión de varias de las partes que deben aplicar la ley. La norma, ratificada el pasado verano por el Senado, define la prohibición como "parcial", y no "total", porque solo limita el uso de estas prendas en áreas públicas como escuelas, hospitales, transporte público y edificios gubernamentales.
Aunque estaba previsto que entrara en vigor a principios de este mes de julio, las escuelas pidieron un aplazamiento de la entrada en vigor de la norma para que su aplicación no complique el final del curso escolar, provocando tensiones con las madres que utilizan la prenda islamista del burka o niqab.
Sin embargo, todavía sigue habiendo dudas sobre cómo se exigirá, en la práctica, el respeto de la ley, cuyo incumplimiento está penado con una multa de 150 euros, y solo está permitido su uso cuando se trata de una necesidad para la protección del cuerpo por cuestiones de salud, seguridad, deporte o trabajo.
Los conductores de autobuses o trenes tienen la obligación de no permitir la entrada a una persona que lleva el rostro oculto, pero no están autorizados a hacer cumplir la ley, por lo que las empresas de transporte han dejado claro que los conductores informarán a los pasajeros de la prohibición pero evitarán cualquier tipo de choque con ellos, y tampoco detendrán el vehículo hasta que llegue la policía, para no retrasar el viaje.
Por su parte, la Policía, tras consultas con el Gobierno de La Haya, ya ha indicado en una nota que no irá "tras un tranvía en movimiento donde una persona está infringiendo la ley cubriéndose la cara" y recordó que entrar en comisaría con un burka o un pasamontañas es "incumplir la norma".
Un portavoz del Ministerio holandés del Interior asegura que seguirán hablando con las autoridades competentes para discutir la implementación de la ley y subrayó que cuando hay una nueva norma, siempre hay dudas sobre cómo obligar a su cumplimiento. Además, la Federación Holandesa de Centros Médicos Universitarios rechaza la implementación de la ley por temores a que las mujeres con burka eviten la atención médica si no se les permite entrar en el centro y advierte de que los hospitales "no deberían encargarse de esta tarea, que es responsabilidad de la Policía y el poder judicial".
La prohibición fue puesta en la agenda hace trece años por el político ultraderechista Geert Wilders, quien exigió una prohibición total del burka porque, según él, impide la integración de las mujeres en la vida social y laboral del país. En respuesta a esta prohibición, el partido islamista de Rotterdam NIDA se ofreció a pagar las multas a las mujeres que opten por seguir usando esta prenda en espacios públicos, y alertó de que "la libertad de religión está en juego" y esta norma conduce a la estigmatización y al aislamiento" de las mujeres que usan el velo integral. Holanda sigue así los pasos que ya han tomado Dinamarca, Francia y Bélgica, donde la prohibición se extienda incluso a las calles, después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminase en 2014 que una ley así no viola las libertades religiosas.