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DEFENDIÓ LAS MASIVAS DETENCIONES Y DESPIDOS
Erdogan reitera su apoyo a la instauración de la pena de muerte, una medida que "el pueblo quiere"
El presidente de Turquía ha reconocido no poder tomar la decisión de reintroducir la pena de muerte, pero sí poder escuchar al pueblo el que asegura apoyar su misma postura. Varios representantes de la UE han advertido que las negociaciones quedarían interrumpidas.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, reiteró su apoyo a la reintroducción de la pena de muerte en su país con el argumento de que "el pueblo lo quiere", y defendió las masivas detenciones y despidos llevadas a cabo en su país desde el fallido golpe militar del 15 de julio.
"Si estamos en un Estado democrático, el pueblo tiene la última palabra. Y la gente, ¿qué dice ahora? Quiere que se reintroduzca la pena de muerte", dijo anoche el jefe del Estado turco en declaraciones a la televisión pública alemana ARD desde el Palacio presidencial en Ankara.
Aludió así a voces en su país a favor de volver a instaurar la pena capital para castigar a los responsables de la asonada que tuvo lugar en la noche del 15 de julio y que para Erdogan fue "el punto más crítico" de su vida, según indicó en la entrevista.
Varios altos representantes de la Unión Europea (UE) han advertido a Ankara de que el citado castigo es incompatible con los principios comunitarios, por lo que su introducción llevaría a la interrupción de las negociaciones en curso para la adhesión de Turquía.
"Si Turquía introduce mañana por la mañana la pena de muerte, suspenderemos inmediatamente la negociación" porque no hay espacio para la pena capital en la Unión, reiteró ayer el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al canal francés France 2.
Preguntado por su postura frente a esas advertencias, Erdogan respondió que "solo en Europa no hay pena de muerte. En casi todas partes la hay". No obstante, reconoció que no está en su poder decidir sobre este asunto, y que la autoridad competente es el Parlamento.
"No soy un rey. Solo soy un presidente de Estado. Ser un presidente fuerte no significa actuar en contra de la Constitución", señaló. Eso sí, explicó que sí es su función "escuchar al pueblo", y puesto que éste quiere la pena de muerte, consideró necesario plantear el tema en la Asamblea General.
El presidente turco defendió asimismo la purga en curso que efectúa el gobierno turco contra decenas de miles de supuestos aliados del predicador islamista radicado en Estados Unidos Fethullah Gülen, a quien acusa de estar detrás del fracasado golpe. Así, casi 3.000 jueces y fiscales fueron detenidos el día 16, cuando aún no habían pasado 24 horas desde que se inició la asonada.
"Debido a que se conocen (los seguidores de Gülen), hemos sido capaces de responder rápidamente", dijo Erdogan. Por otro lado, el presidente dijo que "los gobernantes europeos no son sinceros" y acusó a la UE de no cumplir con el acuerdo sobre refugiados pactado con Ankara en marzo pasado, en el que su país se comprometió a aceptar de vuelta a los refugiados que lleguen desde su terreno a las islas griegas de forma ilegal.
A cambio, la Unión ha prometido una ayuda de 6.000 millones de euros y dar asilo a un refugiado de un campo turco por cada inmigrante ilegal que devuelva al país euroasiático, y levantar la obligatoriedad de visados para los ciudadanos turcos.
Éste último punto, que en principio iba a producirse en junio pasado, no ha tenido aún lugar porque Turquía no cumple con los estándares democráticos de la UE en la lucha antiterrorista. Según Erdogan, hasta ahora su país ha recibido apenas una sumas "simbólicas" de los primeros 3.000 millones de euros "prometidos". "Mantenemos nuestra promesa. Pero los europeos, ¿han mantenido su promesa?", preguntó a la emisora alemana.
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