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EN DECLARACIONES A ESPEJO PÚBLICO

Un español en el Estadio de Francia: "No nos dimos cuenta de lo que pasaba. Pensábamos que las explosiones eran petardos"

José Antonio Rodríguez, profesor de español afincado en París, y que estuvo en el Estadio de Francia en la fatídica noche de los atentados, cuenta que las personas que estaban viendo el partido entre Alemania y Francia en el Saint Dennis no se percataron de la gravedad de lo que estaba pasando fuera. De hecho, narra que creyeron que las explosiones de las inmolaciones eran "cohetes o petardos".

Los equipos de seguridad del Estadio de Francia decidieron optar por no comunicar a los 80.000 espectadores del partido entre Francia y Alemania las escenas de caos y terror que se vivían en París.

Decisión que José Antonio Rodríguez, profesor de español afincado en París, comparte.

"Nadie se dio cuenta de lo que pasaba fuera", cuenta Rodríguez, "todo estaba tranquilo y en calma. A los 20 minutos del incio del partido escuchamos una gran explosión, pero todos creímos que era un petardo o un cohete".

"Nadie pensaba que era nada malo", recalca el profesor.

No obstante, Rodríguez, que lleva dos meses viviendo en Francia, reconoce que su preocupación empezó a crecer cuando "me llegaron muchos mensajes al móvil. Gente desde España preguntándome si estaba bien y me había enterado de lo que había pasado".

Sin embargo, al mirar a su alrededor Rodríguez no veía nada fuera de lo cotidiano.

Entonces ocurrió la segunda explosión.

Similar a la primera, por lo que cuenta el profesor, "fue otro gran estruendo y tembló el suelo, pero lejos de cundir el pánico, la gente celebraba lo que se creían que era un petardazo".

A pesar de los numerosos mensajes de móvil, Rodríguez resto importancia a los hechos aunque "decidí irme del partido 10 minutos antes del final por si acaso".

Fue al salir a la calle cuando el profesor vio la cruda realidad de lo que estaba pasando.

"Eran escenas de caos y gente corriendo en todas direcciones", Rodríguez, que vive en las afuera de la capital, cuenta que "lo que hice fue correr al metro y salir del centro lo antes posible".

Y tuvo suerte. Porque de hecho cogió el último metro que salió de París antes del cierre hermético que se llevó a cabo en la capital.

Reflexionando, el profesor aplaude la labor de los servicios de seguridad al decidir no comunicar nada de lo que estaba sucediendo a los espectadores.

"Lo correcto fue no avisar a la gente dentro del estadio. Fue una labor impecable", narra, "en ese sentido hicieron lo correcto, contar lo que estaba pasando hubiese sido una locura teniendo en cuenta que había 80.000 personas en el estadio".

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