Uno de los templos en Palmira coronado por una bandera del EI

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SEGÚN EL OBSERVATORIO SIRIO DE DERECHOS HUMANOS

El Estado Islámico destruye parte del templo de Bel en Palmira

Miembros del Estado Islámico han dinamitado diferentes partes del mayor edificio de Palmira, cuyo techo, ya desaparecido, estaba originalmente recubierto de oro. Este es el segundo templo de Palmira que los extremistas destruyen este mes de agosto tras hacerse con el control total de la ciudad arqueológica el pasado mayo.

El grupo terrorista Estado Islámico (IS) ha destruido parte del templo de Bel en la localidad arqueológica de Palmira, en el este de la provincia siria de Homs, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Los miembros del IS dinamitaron diferentes partes del mayor edificio de Palmira, dedicado a la deidad suprema babilonia y cuyo techo, ya desaparecido, estaba originalmente recubierto de oro. Todavía no hay confirmación oficial de esta información por parte del Gobierno sirio, aunque varios activistas aseguraron al Observatorio haber sido testigo de la destrucción de parte de esa instalación arqueológica.

Este es el segundo templo de Palmira que los extremistas destruyen este mes de agosto, tras hacerse con el control total de la ciudad arqueológica el pasado mayo. El IS ya destruyó el histórico templo de Baal en Palmira el pasado 23 de agosto, después de haber colocado gran cantidad de explosivos en el monumento de 2.000 años de antigüedad, situado a decenas de metros del teatro romano.

Palmira, cuyas ruinas grecorromanas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, es considerada una reliquia única del siglo I a. C y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano por las columnas de su famosa calle principal y por sus templos, entre ellos el de Baal.

Esta localidad fue en los siglos I y II d.C. uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria. , y dijo que la situación actual de entradas no es más que "el comienzo de la ola".

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