Lo llaman 'acto de bienvenida'. Se trata de una emotiva ceremonia para honrar a los muertos, aunque lleven muchos años fallecidos. Son restos de soldados desaparecidos en guerras como la de Vietnam. Cubiertos con la bandera, ante formaciones de distintos cuerpos, invitados y cámaras de televisión.
Pero todo se trata de un mero espectáculo. Un antiguo mando de la base de Hawaii que se encarga de repatriar los restos ha desvelado que los féretros a veces están vacíos.
Y ni siquiera acaban de llegar. Lo hacen en vuelos regulares, en bolsas de plástico y desordenados. Durante meses, los huesos se acumulan en un almacén a la espera de identificación.
Solo después de la denuncia, el Pentágono ha reconocido que no se trata de una ceremonia de bienvenida, sino de un acto simbólico para hacer que luzca el costoso proceso que se desarrolla en un laboratorio.
Las víctimas de esta farsa son los familiares que llevan años esperando para enterrar en casa a sus desaparecidos en combate.
Desde ahora saben que no les han visto llegar a bordo de un avión militar. En realidad, el aparato ya no puede volar. Lleva siete años protagonizando lo que en la base militar conocen como 'la gran mentira'.