Golpe de Estado

Fracasa el intento de golpe de Estado en Bolivia

Los militares fuertemente armados que tiraron con un tanque las puertas de la sede de Gobierno de Bolivia bajo el mando del que hasta hoy era el comandante general del Ejército boliviano Juan José Zúñiga, decidieron retirarse después de que el presidente boliviano, Luis Arce, cambiará a todo el alto mando militar.

El general golpista, Juan José Zúñiga, detenido

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Las tanquetas entraban en la plaza Murillo en la Paz. A pie, decenas de militares les acompañaban. Se dirigían hacia la Casa Quemada, la sede del gobierno de Bolivia. Los militares ordenan a los civiles que abandonen el lugar. Una de las tanquetas arremete contra la puerta principal de la sede gubernamental y la derriba. Se estaba produciendo un golpe de Estado protagonizado por el comandante general del ejército, Juan José Zúñiga.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, realiza un llamamiento para que el pueblo defienda en las calles la democracia. Comienzan los enfrentamientos. Mientras Arce sale a la puerta de la sede del gobierno para hablar con los militares golpistas. En una tensa conversación, pide al general Zúñiga que deponga las armas y que ordene a todos los soldados que vuelvan a sus cuarteles. El golpista se niega. Los militares rodean el Palacio de Gobierno a la que vez que centenares de personas se acercan hasta sus inmediaciones.

Zúñiga asegura a los medios de comunicación que su intención es la de "reconstruir la democracia" y liberar a todos los presos político. Los ciudadanos logran romper el cerco y empujan a las fuerzas militares a replegarse. Poco a poco los soldados van a abandonando la zona. El viceministro de Régimen Interior, Jhony Aguilera, sale de la sede presidencial y se acera hasta la tanqueta en la que estaba Zuñiga para exigirle que aborte la operación. El conductor del vehículo blindado arranca y se retira. Con los militares replegados, los funcionarios y seguidores del presidente Luis Arce se congregaron frente a la sede presidencial, en donde celebraron que resistieron el "intento de golpe de Estado".

Sospechas de "autogolpe"

El presidente de Bolivia se dirige a la población desde uno de los balcones del Palacio de Gobierno. Se ha frenado el golpe de Estado y se ordena la detención del comandante general del ejército, Juan José Zúñiga. Antes de ser arrestado, el general afirma que se habría reunido el pasado domingo con el presidente Arce. Éste le habría pedido que sacase el ejército a las calles, en un intento para remontar su popularidad como presidente del gobierno. Dejando abiertas las sospechas de un "autogolpe".

El ministro boliviano de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, aseguró que la intención del destituido general Zuñiga era "tomar el mando" del país y que el intento de "golpe de Estado" que se produjo "no fue un simulacro". Del Castillo, que presentó públicamente a Zuñiga ante los medios después de su arresto, se refirió al jefe militar destituido como un "delincuente" que buscó "derrocar a una autoridad democráticamente electa".

La Fiscalía General de Bolivia ha iniciado una investigación penal contra el exgeneral Juan José Zúñiga y los militares que irrumpieron en la sede del Gobierno en La Paz. Así, las autoridades buscan hacer justicia y sancionar a los responsables de esta grave violación a la seguridad estatal. El grupo Movimiento Al Socialismo (MAS), creado por el ex presidente boliviano Evo Morales, ha acusado al presidente Luis Arce de un intento de "autogolpe" de Estado. Adrónico Rodríguez, el presidente de la Cámara de Senadores perteneciente a MAS, criticó la extensión ilegal de mandatos y declaró al país sumido en "la incertidumbre" por el desorden institucional.

Bolivia: polvorín golpista

Ya en 1964, la historia de Bolivia dio inicio a una serie de regímenes autoritarios mediante la sucesión de más de una treintena de golpes militares. En total, el país ha vivido casi un centenar de años bajo gobiernos militares. Aún así, el ex presidente Carlos Mesa (2003-2005), en su libro "Presidentes de Bolivia, entre urnas y fusiles", asegura que esta nación no fue víctima de tantos golpes de Estado como se cree en el exterior. La cifra de casi 200 golpes que se cita a veces es "absolutamente arbitraria", dice Mesa, y precisa que el país ha tenido 37 gobiernos de facto, de los que en rigor 23 se debieron a golpes de Estado "en su concepción convencional", o sea, con el derrocamiento de un gobernante.

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