Las autoridades francesas han acelerado el rescate y la identificación de los restos de las víctimas del avión de Germanwings que se estrelló en los Alpes el pasado martes por respeto a sus familiares, muchos de los cuales siguieron llegando este viernes al lugar del drama.
Cuentan ya con entre 400 y 600 restos humanos que están siendo analizados
La Gendarmería, responsable de las pesquisas en la montaña donde permanecen los restos del avión y de sus 150 ocupantes, elevaron el ritmo de recuperación de muestras humanas, una labor que se desarrolla en paralelo a la búsqueda de la segunda caja negra.
Cuarenta especialistas trabajan en difíciles condiciones para recolectar restos humanos y otros elementos que puedan servir a la investigación. El coordinador de esa labor, el coronel Patrick Touron, director adjunto del Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería, afirmó que cuentan ya con entre 400 y 600 restos humanos que están siendo analizados en el centro avanzado montado en la localidad de Seyne-les-Alpes.
La violencia del impacto prácticamente pulverizó a los pasajeros, cuyos restos ardieron posteriormente en la explosión del queroseno del aparato. Por eso, indicó Touron, no se ha encontrado ningún cadáver completo pese a que los investigadores comenzaron la búsqueda por el lado más alejado del impacto, donde teóricamente sufrieron menos daños. En el laboratorio de campaña de Seyne un grupo de forenses franceses apoyados por investigadores españoles y alemanes busca en los restos rescatados pruebas de ADN, huellas dactilares o el perfil dental, los únicos elementos que permiten la identificación de un pasajero.
Los datos recogidos en la falda alpina son enviados al laboratorio de la policía científica de la Gendarmería de Rosny-sous-Bois, al este de París, donde están almacenados los perfiles de las víctimas, desarrollados a partir de las pruebas aportadas por sus familiares. El cruce de datos debería permitir identificar a todos los fallecidos, según Touron, aunque no es seguro que se encuentren partes de cada uno de ellos, por lo que puede haber familiares que no reciban ningún resto.
Los investigadores trabajan de forma meticulosa, no se ponen plazos y calculan que, si las condiciones climatológicas son buenas, pueden acabar su trabajo de recolección e identificación en una decena de días. Hasta que no se termine, no se entregarán los cuerpos a sus familias.
Los datos recogidos en la falda alpina son enviados al laboratorio de la policía científica de la Gendarmería
Caso aparte serán los restos del copiloto del avión, Andreas Lubitz, al que la justicia francesa considera sospechoso de haber provocado de forma deliberada el accidente y cuyos restos pueden pasar a disposición del fiscal, que puede ordenar exámenes complementarios. Hasta que las familias no tengan en su poder los restos de sus seres queridos, la localidad de Le Vernet, la más próxima al lugar del accidente, se ha convertido en el centro donde acuden a hacer el duelo de su desaparición.
Una estela con un texto en francés, español y alemán se ha convertido en un centro de peregrinación de familiares, que llegan con cuentagotas, dejan ramos de flores, fotos o recuerdos y, en silencio, rinden homenaje a sus seres queridos. Le Vernet y otros pueblos de la zona les expresan su solidaridad, acogiéndoles en sus casas cuando lo necesitan. Las autoridades francesas han previsto un dispositivo de ayuda a esas familias, que también gozan del apoyo de las autoridades españolas, que han puesto a su disposición traductores, apoyo médico y psicológico.
Se espera que la llegada de familias se extienda durante varias semanas. El alcalde de Le Vernet, François Balique, anunció que cuando acaben las tareas de investigación invitará a todos los familiares a una marcha que tendrá como objetivo el lugar de la alta montaña donde perdieron la vida sus allegados.