Múltiples operaciones antiterroristas, con al menos una en relación con los atentados de París del pasado viernes, se llevaron a cabo la pasada noche y continuaban esta madrugada en diversos puntos de Francia, con numerosos detenidos, según las fuerzas del orden.
Hasta el momento la operación se ha saldado con 23 detenciones y la incautación de 31 armas, algunas de ellas consideradas de guerra, como un lanzagranadas con multiples rondas de munición.
El canal "BFM TV" explicó que los investigadores tenían "varias decenas de objetivos" en estas operaciones, que se produjeron en Grenoble (este), Toulouse (sur), Jeumont (norte) y en Bobigny, ciudad de las afueras de París. Un registro en Bobigny estaba en relación directa con los ataques terroristas de París en la noche del viernes, precisó "France Info", en espera de que se conozcan los resultados. En Grenoble, según "BFM TV", hubo seis detenciones y se requisaron armas.
En Toulouse, en concreto en varios puntos de La Reynerie, en el barrio de Le Mirail -del que era originario el terrorista francés Mohamed Merah, autor de varias matanzas en la región en marzo de 2012- hubo al menos tres personas detenidas. Unos 200 agentes participaron en los registros y las detenciones de Toulouse, que se prolongaron durante tres horas, pero que no estaban en relación con la oleada de ataques terroristas de París. El Gobierno francés decretó en la noche del viernes al sábado el estado de emergencia, lo que permite a las fuerzas del orden saltarse algunos procedimientos legales que pueden ralentizar los registros de domicilios de sospechosos.
Francia, como Bélgica, lanzaron órdenes de busca y captura del que se sospecha que fue uno de los yihadistas implicados en la oleada de ataques del viernes por la noche, Salah Abdeslam, y que el sábado escapó a una operación para capturarlo en Bruselas, en la que fueron detenidas varias personas, en particular su hermano, Mohamed. Salah Abdeslam, de 26 años y nacionalidad francesa, aunque residente belga, fue el que alquiló en Bélgica el coche del que se sirvieron los terroristas que asaltaron la sala de conciertos Bataclan, un Volkswagen Polo.
Se sospecha que pudo ser el octavo hombre de los comandos yihadistas, además de los siete que se hicieron saltar por los aires con los chalecos de explosivos en sus acciones. El Estado Islámico (EI), en su reivindicación de los ataques, había hablado de ocho hombres.