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El ataque ocurrió en el intercambiador de transportes de La Défense, el barrio de negocios situado en el oeste de París, y al parecer el autor rajó el cuello del militar con una cuchilla o un cúter. Según la descripción de la policía y la que transmitieron varios medios de comunicación, el atacante puede ser un hombre de rasgos norteafricanos de entre 25 y 30 años con barba y vestía una chilaba.
El soldado fue atendido en un primer momento en las dependencias del metro y posteriormente fue trasladado al hospital militar de Percy. El ministro del Interior, Manuel Valls, declaró que el autor del ataque "sin duda quería matar al soldado", pero pidió prudencia antes de establecer una vinculación con el asesinato de un militar el Londres el miércoles. Valls dijo que "hay elementos, la violencia repentina del ataque, que podrían permitir considerar que puede haber alguna comparación con lo que pasó en Londres".
Hollande, quien se encuentra de viaje en Addis Abeba, dijo que aún no conocen "las condiciones y las circunstancias exactas de la agresión, ni tampoco la personalidad del agresor, pero debemos ver todas las hipótesis y no descartar ninguna". "No creo que en este momento pudiera existir un vínculo, pero analizamos todos los elementos", insistió Hollande, que pidió a los soldados franceses que eleven "el nivel de atención" y de "vigilancia".
Del suceso ha sido encargada la sección antiterrorista del Tribunal de París, que se ocupa habitualmente de los casos de terrorismo en territorio galo. El militar agredido patrullaba vestido de militar en el marco del plan de alerta antiterrorista reforzada Vigipirate, dispuesto cuando existe un riesgo de amenaza y que involucra a diversos cuerpos de la seguridad del Estado. Los medios galos aseguraron que la policía, que busca al fugitivo en la zona del ataque, cuenta con vídeos de cámaras de seguridad de la zona.
El territorio metropolitano de Francia se encuentra desde hace meses en estado de alerta antiterrorista después de la intervención militar gala en Mali, que comenzó el pasado 11 de enero y adonde se han llegado a trasladar 4.500 soldados. Los intereses franceses en el norte de África, y en especial en la zona del Sahel, están en el punto de mira de Al Qaeda en el Magreb Islámico, y varios nacionales galos han sido secuestrados en ese continente los últimos meses.
El jueves, un trabajador de la empresa francesa Areva resultó muerto durante los ataques cometidos en Níger y que afectaron a la mina de Somaïr, donde la multinacional explota yacimientos de uranio que abastecen a las centrales nucleares galas. El ataque de hoy en París se produce, además, la víspera de una nueva manifestación de los opositores al matrimonio homosexual, ley aprobada por el Parlamento y que ha suscitado protestas, en algunos casos violentas. Una conocida líder de ese movimiento antimatrimonio gay ha anunciado que no participará en la manifestación por las amenazas físicas recibidas. Al clima de tensión contribuyó esta semana el suicidio de un ensayista, conocido representante de la extrema derecha y manifiestamente contrario al matrimonio entre personas del mismo sexo, que se mató el martes ante el altar de la catedral de Notre-Dame.
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