Vaticano

El papa Francisco visita la tumba de Celestino V, el primer pontífice que renunció, mientras crecen los rumores sobre su posible marcha

El papa Francisco ha visitado la tumba de Celestino V, primer pontífice que renunció al cargo, en el año 1294. La incertidumbre se apodera de Roma ante la posibilidad de que Francisco renuncie.

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Desde que el papa Francisco dejara entrever su posible marcha, cuando dijo que "no sería una catástrofe" si se marchara, los rumores se han intensificado. El pontífice, que cumplirá 86 años en diciembre, ha visitado este fin de semana la tumba de Celestino V, el primer pontífice que renunció, y, hasta Benedicto XVI, el único que se considera que lo hizo de forma voluntaria. Esta visita hace crecer los rumores sobre una posible marcha de Francisco, que fue nombrado papa el 13 de marzo de 2013.

La visita se ha producido en la basílica de Collemaggio, en la ciudad de L´Aquila, donde está enterrado el pontífice, y que sufrió un fuerte terremoto en el año 2009, que destruyó gran parte de la estructura de este emblemático lugar. La tumba de Celestino V se mantuvo intacta, lo cual fue considerado un milagro por la Iglesia católica, y que incluso tuvo una visita de Benedicto XVI tras el terremoto, cuando tan solo llevaba cuatro años como papa.

Ahora, Francisco ha acudido allí para celebrar la llamada 'Fiesta de la Perdonanza', que se celebra los días 28 y 29 de agosto, que creó Celestino V durante sus cinco meses como papa, y que concedía el perdón a quienes se unieran a la fe católica. No obstante, el papa ha insistido en que, por ahora, va a seguir en el cargo. Sin embargo, el hecho de que se hayan mezclado sus declaraciones con su visita a la tumba de Celestino V han disparado los rumores sobre una posible marcha. También la llegada de 197 cardenales de todo el mundo, que, según indica el propio Vaticano, han acudido allí para aprobar la nueva 'Constitución vaticana' en dos días, entre los que hay una decena de cardenales españoles.

Las renuncias hace siglos provocan los llamados 'cismas'

La decisión de Benedicto XVI de renunciar al cargo fue considerada como algo histórico en la Iglesia católica, dado que no ocurría nada así desde seis siglos antes. Hasta ese momento, los pontífices habían permanecido en el cargo hasta el día de su muerte, temerosos de que la Iglesia católica se fraccionara como había ocurrido muchos años atrás. Por ello, la renuncia de Benedicto XVI abrió la puerta a una nueva etapa en la que los pontífices pudieran gobernar sin esperar al día de su muerte.

En el caso de Celestino V, decidió dejar el cargo en el año 1294 para volver a su vida en el monasterio. El pontífice que le sucedió, Bonifacio VIII, quería que permaneciera a su lado y no regresara a la vida monacal, teniendo así las garantías de que Roma y toda la cristiandad no dudaran a la hora de reconocerle solamente a él como papa. Celestino V se negó y trató de huir, pero Bonifacio VIII ordenó juzgarle y apresarle, haciendo que su predecesor muriera finalmente encarcelado, contra su propia voluntad de volver al monasterio.

El segundo y último papa que renunció antes de Benedicto XVI fue Gregorio XII, aunque, en su caso, lo hizo prácticamente obligado. En 1378, estalló el llamado 'cisma de Occidente', tras la elección de Urbano VI como papa. a partir de entonces, varios hombres llegaron a disputarse el pontificado. Cuando Gregorio XII llegó al pontificado, tras Bonifacio IX e Inocencio VII, la situación ya era insostenible y tuvo que dimitir en el año 1415 para evitar que estallara una guerra entre los reinos que apoyaban al Vaticano. Pasaron dos años sin papa hasta que Martín V le sucedió en el cargo, ya en el año 1417.

No fue hasta 2013, 598 años después de la renuncia de Gregorio XII, cuando Benedicto XVI sería el tercer papa, y el primero en casi 600 años, que renunciaría a su cargo. Aunque, si hablamos de renuncias voluntarias, hay una diferencia de 719 años. Por el momento, hay tres papas que han renunciado a su cargo, dos de ellos voluntariamente. Y está por ver en los próximos tiempos si Francisco será el cuarto pontífice que renuncie y el tercero que lo haga por voluntad propia.

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