Solo tenían dos años, y murieron el trágico incendio del centro comercial de Doha, la capital de Qatar.
Hoy se ha oficiado en Nueva Zelanda el funeral por estos trillizos. Ante unos padres emocionados -que apenas han podido hablar- cientos de personas han despedido a los niños en la catedral de San Pablo, en Wellington.
La familia ha querido que los cuerpos reposen en féretros rosa, azul y morado: los colores favoritos de los pequeños.
Al término del oficio, se han soltado globos de colores en memoria de los niños.
Según la investigación en curso del Departamento de Defensa Civil catarí, el incendio que afectó al centro comercial y la guardería en su interior el pasado 28 de mayo pudo haber sido provocado por un fallo electrónico, un cigarrillo mal apagado o un acto negligente.
Un día después del incidente, el fiscal general ordenó la detención de cinco personas responsables del complejo, incluida la hija del ministro de Cultura catarí y propietaria de la guardería del centro, Imram al-Kuwari, por supuesta negligencia.
El Gobierno mantiene que los servicios de extinción y asistencia habían sido "muy rápidos", a pesar de que testigos denunciaron que los bomberos llegaron tarde y no tenían conocimiento de la guardería.
Además de los españoles y neozelandeses, otros niños fallecidos procedían de Japón, Filipinas y Benin, entre otros países, mientras que los otros muertos en el fuego fueron cuatro maestras y dos bomberos.