La pareja ha llegado sobre las diez de la noche al aeropuerto de Valencia en el vuelo enviado por el Gobierno a Túnez para repatriarles junto a los cadáveres del matrimonio catalán asesinado en ese atentado, y procedente de Barcelona, donde han recibido la visita en el avión de los ministros del Interior y de Asuntos Exteriores.
Rubio y Sánchez han sido recibidos por familiares y amigos que les esperaban en una zona privada del aeropuerto y, media hora después, ante el gran despliegue de medios de comunicación que aguardaba sus primeras declaraciones al regresar a España, han atendido durante algo más de cinco minutos a las preguntas sobre la tragedia y su actitud ante la misma.
"Ha sido un mal trago. Pensamos que eran los últimos momentos e incluso nos despedimos", han coincido en relatar ambos al ser preguntados por las horas en que permanecieron escondidos en un pequeño cuarto a oscuras del museo del Bardo de Túnez tras el ataque terrorista.
Cristina Rubio ha confirmado que su embarazo sigue perfectamente y que espera una niña a la que pondrán por nombre Martina, y ambos han insistido en agradecer las "impresionantes" atenciones recibidas tanto por la Embajada española en Túnez como por el gobierno de ese país y sus servicios médicos.
Sobre el atentado, han narrado cómo, junto al resto de turistas, esperaban en el recibidor del museo la hora prevista para volver en autobús al crucero, las 12.20 del mediodía. Oyeron disparos, vieron a un hombre que entraba corriendo en el museo y caía abatido, constataron que estaban en medio de un atentado e intentaron huir pero todas las salidas estaban cerradas.
Solo encontraron una puerta abierta, la de un cuartito lleno de piezas de estanterías que usaron para parapetarse tras encerrarse en él con la esperanza de no ser hallados por los terroristas y, en caso de ser descubiertos, estar protegidos ante posibles disparos.
"Hubo un momento en que dudamos si salir o no. Ella me dijo que no, y le hice caso", ha relatado Sánchez; posteriormente oyeron detonaciones y cómo retumbaba todo, se abrazaron, pensaron que estaban ante "los últimos momentos" de sus vidas y se llegaron a despedir cuando, unas horas después, un policía abrió la puerta pero se fue: ellos creyeron que era un terrorista y que les iba a matar.
Durante todas las horas en que permanecieron allí agazapados solo durmieron cinco minutos, cuando dejaron de escuchar pasos por la zona; siguieron ocultos porque creían que los terroristas estaban poniendo bombas en el museo.
"Cuando uno está encerrado sin ver nada y habiendo visto atentados por televisión", ha confesado Sánchez, es normal montarse "películas" en la cabeza y esperar lo peor. Sin embargo, el escuchar gritos de "¡turistas, turistas!" les hizo confiar en los policías que les encontraron, que les dieron de comer "y todo tipo de atenciones" y ante los cuales se abrazaron emocionados.
Ahora, tras un viaje "largo pero emocionante" de regreso, ambos quieren llegar a su casa, descansar y pasar "un día tranquilo, normal, y no pensar mucho. Sentarnos en el sillón de casa y disfrutar del hogar". La pareja ha sido recibida en el aeropuerto por el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y por el delegado del Gobierno en la Comunitat, Serafín Castellano.