Niños refugiados sirios en una escuela en Líbano

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EN EL NORTE DE GRECIA

Un grupo de padres griegos se niega a que sus hijos compartan aulas con refugiados

Los niños, que huyeron de la guerra y la pobreza, están viviendo en campamentos y centros habilitados para refugiados repartidos por toda Grecia, donde escasamente encuentran oportunidades para su aprendizaje académico. Los padres contrarios a la decisión del gobierno griego aluden temas de salud como la razón principal para prohibirles la entrada a los colegios.

Apenas ha comenzado el año escolar en Grecia y el Ministerio de Educación del país ha anunciado un plan para inscribir a 22.000 niños refugiados en escuelas por todo el país.

Los niños, que huyeron de la guerra y la pobreza, están viviendo en campamentos y centros habilitados para refugiados repartidos por toda Grecia, donde escasamente encuentran oportunidades para su aprendizaje académico.

Pero la decisión del ministerio para ayudarles a tener acceso a la educación se ha encontrado con cierta resistencia. Dos asociaciones de padres en Oreokastro, un pueblo en las afueras de Tesalónica, en el norte de Grecia, han manifestado su rechazo a que 420 niños refugiados acudan a las mismas aulas en las que aprenden sus hijos.

Las dos asociaciones, una perteneciente a la escuela primaria de Paleokastro y otra de la escuela primaria de Oreokastro, confirmaron que su decisión fue "unánime" y amenazaron con ocupar las instalaciones para oponerse a la entrada de los niños.

Fotini Kitsiou, presidente de la asociación de padres de la escuela Paleokastro, ha expresado que los padres estaban principalmente preocupados por la salud de sus hijos: "Estos niños no han sido vacunados y nos preocupan las posibles enfermedades que puedan tener", apuntó en unas declaraciones al Huffington Post de Grecia.

"Si los niños refugiados cumplen las normas sanitarias, los padres no tendrán ningún problema con que asistan a la escuela", concretó Kitsou.

Pero también alude a las diferencias culturales y religiosas como razón para la oposición de los padres: "Estos niños se crían de una manera diferente y es posible que no se sientan cómodos en nuestros colegios".

El alcalde de Oreokastro, Asterios Gavotsis, dijo que creía que "la mejor solución sería que los niños refugiados que asistiesen a clases en un lugar separado. Si el gobierno no está de acuerdo con las propuestas que los padres de Oreokastro han presentado, se movilizarán en protesta", amenazó el político.

"Esta actitud es incompatible con el amor, la solidaridad y el entendimiento que la gran mayoría de los padres griegos, estudiantes y profesores fomentan a sus hijos en nuestro país", aseguró el ministro de Educación griego Nikos Filis en relación a este polémico tema.

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