Japón quiere salvar como sea sus Juegos Olímpicos, ya retrasados en verano por la pandemia de coronavirus. Los organizadores han propuesto hacer PCRs a los atletas cada cuatro días.
Con su manual en la mano, los organizadores de los Juegos de Tokio no quieren ni oír hablar de suspenderlos o volver a aplazarlos. Confían en que habrá juegos pase lo que pase con la pandemia de coronavirus.
El plan de los organizadores
Su objetivo es crear una gigantesca burbuja en torno a 11.000 deportistas y decenas de miles de entrenadores, jueces, delegados y periodistas. Para los atletas, proponen PCRs muy frecuentes y prohibición de usar transporte público y hacer turismo.
En cuanto a los espectadores, los organizadores de los Juegos Olímpicos quieren que sean pocos y que permanezcan en silencio. Si acaso, que aplaudan.
Las ceremonias de inauguración y clausura tampoco serán como siempre: participará poco más de la mitad de los atletas.
Estas medidas que deben ser confirmadas en abril y la posibilidad de exigir vacunas parece remota.
Otro problema: el rechazo del pueblo japonés
Según las encuestas, casi un 80 por ciento de los nipones preferiría que se cancelaran unos Juegos Olímpicos cuyo presidente, el exprimer ministro Yoshiro Mori, acaba de meterse en un lío. En un acto público ha dicho que las reuniones con mujeres son molestas porque todas quieren hablar y no son concisas. En redes sociales se pide su renuncia por machista.
