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MATÓ A TRES POLICÍAS Y UN SANITARIO

Hallan muerto al cazador furtivo que asesinó a cuatro personas en Austria

Estaba atrincherado en su granja y fuertemente armado. Cuando las fuerzas especiales han conseguido acceder a la casa, han descubierto un incendio en una habitación secreta. El cuerpo del supuesto asesino estaba carbonizado.

La Policía ha hallado el cadáver del supuesto cazador furtivo que mató a cuatro personas -tres policías y un sanitario- en una zona rural de la región de Baja Austria, tras registrar la granja en la que se había atrincherado.

Cientos de agentes buscaron durante seis horas al fugitivo en el amplio complejo, situada en Grosspriel, un diminuto poblado rural cerca de la ciudad de Melk, a unos 90 kilómetros al oeste de Viena, hasta dar con su cadáver quemado, según informó la policía.

Mataba a ciervos y después los decapitaba dejando abandonados sus cuerpos

Los restos fueron encontrados en un compartimento oculto en un pasillo en el que había un incendio, según indicó el portavoz policial Roland Scherscher en una rueda de prensa en Melk, recogida por los medios austríacos. "Estamos contentos de que podemos dar por terminado el operativo después de 24 horas", agregó Scherscher.

El cazador, identificado como Alois Huber, un empresario de 55 años, había disparado contra el cerco policial con fusiles de gran potencia y había empleado incluso munición especial capaz de atravesar chalecos antibalas.

El suceso comenzó la pasada madrugada durante un control de una patrulla de las fuerzas especiales de la Policía, que participaban en una operación contra la caza furtiva. La policía seguía la pista al sospechoso tras varias denuncias en la zona contra un cazador furtivo que mataba a ciervos y después los decapitaba dejando abandonados sus cuerpos.

El cazador disparó por sorpresa contra los dos agentes de paisano y alcanzó mortalmente a uno de ellos. Posteriormente, el cazador volvió a abrir fuego contra la ambulancia que acudió a la zona, matando al conductor e hiriendo a otro policía más. Tras huir a pie, el sospechoso se encontró una patrulla con otros dos agentes, mató a uno, secuestró al otro y empleó el coche policial para huir hasta su granja.

Allí el sospechoso se atrincheró y horas más tardes la policía austríaca localizó en las cercanías de la granja el cadáver del agente secuestrado. Todas las víctimas murieron por disparos en la cabeza.

Todos los intentos de contactar con el cazador por teléfono fracasaron a lo largo del día, según las autoridades. Pero un amigo del supuesto agresor logró hablar con él e indicó al diario "Kurier" que éste le confesó: "Lamentablemente es cierto, soy el cazador furtivo de Annaberg". El cazador le contó además que durante el tiroteo con los policías fue herido en el abdomen y que había sacrificado de un tiro a su perra de caza.

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