"Ya hay muertes. Se puede confirmar que hay brotes de epidemias", dijo el coordinador de emergencias de Unicef en el país surasiático, Óscar Butragueño.
La prensa local había informado en los últimos días del fallecimiento de decenas de personas, sobre todo niños, por el tétanos, problemas de gastroenteritis o respiratorios.
Una fuente de la ONU reconoció bajo condición de anonimato que se ha detectado cólera en al menos veinte pacientes, aunque expuso que el Gobierno paquistaní es reacio a admitir este extremo.
"Veinte casos de cólera no es nada, hay muchos más", amplió horas después tras una rueda de prensa el director en Pakistán de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Guido Sabatinelli.
Sabatinelli justificó el silencio de las autoridades alegando que ellos "tienen su política" en este ámbito.
"Los casos de diarrea aguda están siendo tratados como si fueran cólera. No estamos buscando confirmación, el cólera es endémico en Pakistán", abundó.
El representante de la OMS alertó de que la situación es "muy peligrosa" y de que "el problema aumentará cuando el agua retroceda", por lo que se registrarán más muertes, así que apostó por reforzar la prevención.
Hasta la fecha se han detectado al menos 87.761 casos de diarrea aguda, 83.050 de enfermedades respiratorias y 113.045 de enfermedades cutáneas, como la sarna, según datos recogidos por la ONU en consultas médicas.
"La gente no tiene otro tipo de ropa, pasa muchos días seguidos con las prendas mojadas", se lamentó el portavoz de Unicef, quien añadió que hay riesgo de que surjan también sarampión, polio o malaria, endémicos en el país asiático.
En un comunicado, el director de Unicef en Pakistán, Martin Mogwanja, subrayó que "la provisión de agua potable y saneamiento adecuado es clave para la supervivencia de millones de personas afectadas por las inundaciones".
"Si no somos capaces de hacerlo, por falta de fondos, las enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, la diarrea o la disentería, comenzarán a extenderse y cobrarse más vidas entre la población, especialmente en los niños, ya débiles y vulnerables a la enfermedad y la malnutrición", expuso Mogwanja.
Pero las agencias humanitarias apenas pueden llegar todavía a una pequeña fracción de los damnificados por una catástrofe que ha destruido o dañado 1.167 centros médicos y dejado a cientos de miles incomunicados en diversas áreas del país, en especial en el norte.
La ira de las aguas del río Indo y de sus afluentes ha causado un escenario de destrucción a lo largo de más de 1.000 kilómetros, de norte a sur de Pakistán y en todas sus provincias.
Los datos de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) hablan por sí solos: 893.000 viviendas destruidas o dañadas, de ellas 5.500 escuelas, mientras que otros 5.000 centros educativos sirven de morada para parte de los veinte millones de afectados que se han quedado sin hogar.
La tragedia se ha cobrado la vida de unas 1.400 personas, según las autoridades paquistaníes, aunque otras fuentes como la ONU elevan la cifra a más de 1.600.
La crisis está lejos de acabar: tres presas en el tercio central del país soportan un altísimo nivel de agua en estos momentos y, aunque en el norte las aguas retroceden, para los próximos días se vuelven a esperar lluvias monzónicas, dijo un portavoz de la NDMA, Ahmad Kamal.