"Estaba claro que solo uno de nosotros sobreviviría. Y al final fui yo". Así comienza '3.096 días', una película que cuenta esta historia real, la de una niña austriaca raptada con 10 años, condenada en un zulo de seis metros cuadrados, víctima de la obsesión de un técnico de telecomunicaciones en paro.
Ocho años después del secuestro, Natascha Kampusch lograba escapar. La película recrea al detalle ese claustrofóbico sótano, oculto bajo un garaje y detrás de una puerta acorazada.
Narra abiertamente esa relación de dominio entre víctima y secuestrador. La actriz Antonia Campbell-Hughes, que hace el papel de Natascha, afirma que la película muestra la capacidad de las personas para sobrevivir y las zonas oscuras de una relación que la gente no entiende necesariamente.
Hure Lindhardt, que encarna al secuestrador, nos cuenta que "como actor tienes que defender un personaje pero ¿cómo defiendes a un hombre que ha hecho algo tan horrible?". Una relación compleja, patológica, de una niña obligada a crecer con un hombre que la maltrataba.
Natasha ha sido preguntada una y mil veces en las entrevistas si fue violada. Nunca ha respondido, pero la película no oculta esos abusos.
3.096 días prisionera hasta que Natascha, con 18 años, rompe esa tiránico vinculo, abre la verja del jardín y huye. Wolfgang Priklopil, su captor, no pudo soportarlo y se arrojó al tren.
Natascha, la real, ha asistido al estreno, pero ha evitado las declaraciones. Prefiere que sea la película quien ponga palabras a su cautiverio.
