Miles de zimbabuenses han comenzado una protesta para exigir la salida del presidente, Robert Mugabe, en una manifestación que ha contado con el permiso de las Fuerzas Armadas, que controlan actualmente el país.
Para los asistentes, sin embargo, se da prácticamente por hecho que Mugabe tiene las horas contadas. Fuentes del partido del mandatario, la Unión Nacional Africana de Zimbabue - Frente Patriótico (ZANU-PF), han informado que no tienen intención de esperar mucho tiempo. "Si se pone cabezota le echamos el domingo. Y el martes, impeachment", han declarado estas fuentes.
Uno de los manifestantes, Frank Mutsidinkwa, de 34 años, no ha podido contener las lágrimas en la marcha. "Son lágrimas de alegría. Llevo esperando este día toda mi vida. Libre al fin. Libres al fin", ha declarado. Otros manifestantes han exhibido pancartas con la leyenda "No a la dinastía Mugabe", alzado sus puños o abrazado a los soldados que vigilaban el evento.
"Los militares son ahora nuestros líderes ha declarado otro de los asistentes Remember Moffat, de 22 años, exhibiendo imágenes del jefe del Ejército, Constantino Chiwenga, y del ex vicepresidente Emmerson Mnangagwa, cuyo cese precipitó la intervención militar. "Mi sueño", ha afirmado Moffat, es el de ver un nuevo Zimbabue. "En toda mi vida no he conocido nada más que a este tirano llamado Mugabe".
La cúpula militar ha explicado en un comunicado que varias organizaciones "privadas" han solicitado permiso para celebrar una "marcha de solidaridad" en Harare que tiene, entre sus principales valedores, al líder de los veteranos de guerra en Zimbabue, Chris Mutsvanga, y a jefes regionales del gobernante ZANU-PF.
Las Fuerzas Armadas han dado su apoyo a esta concentración en la medida en que transcurra de forma "ordenada" y "pacífica" y no se pronuncien "discursos de odio" ni se incite a la violencia, según una nota recogida por la cadena de televisión local ZBC.
El Ejército ha aprovechado para defender la solidez de sus últimos movimientos y pedir "paciencia" a los ciudadanos zimbabuenses, que de momento se han mantenido a la expectativa. No ha habido celebraciones ni protestas masivas por los últimos acontecimientos, a la espera de que se aclare el futuro político del veterano presidente.