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TRAS UNA DECENA DE OPERACIONES
El 'hombre árbol' de Bangladesh recupera poco a poco sus manos y sus pies
Abul Bajandar, conocido como el 'hombre árbol' de Bangladesh, ha posado con sus nuevas manos tras someterse a una serie de operaciones después de que a los 15 años le detectaran una extraña enfermedad con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. A Bajandar aún le quedan cinco intervenciones que le mantendrán ingresado al menos durante los próximos seis meses.
Todavía no las puede cerrar completamente y en las palmas hay aún una capa de verrugas, pero el conocido como 'hombre árbol' de Bangladesh está feliz con sus nuevas manos, libres tras varias operaciones, mientras encara un proceso de retoques estéticos y piensa en un futuro como persona normal.
"Me siento genial, todavía no puedo caminar por las recientes operaciones y tengo que ejercitar cada día mis manos para adquirir mayor movilidad, pero tenerlas libres es algo estupendo", explicó Abul Bajandar de 27 años, en la habitación del Hospital Universitario de Dacca donde se encuentra ingresado desde enero.
El joven Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, apareció a principios de año a las portadas de medio mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies.
"Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto! Había gente que me evitaba y tuve siempre muchos dolores. Echaba de menos todo. Desde comer por mi cuenta a jugar con mi hija, abrazarla. Esas cosas que todo padre quiere hacer con sus hijos", dijo.
Después de una decena de operaciones quirúrgicas en sus extremidades, Abul afronta ahora un proceso de "embellecimiento", con unas cinco intervenciones más que le mantendrán ingresado al menos durante "los próximos seis meses", según el centro médico.
Y, entretanto, el hospital estudia en cooperación con médicos de Estados Unidos, a quienes han enviado muestras de ADN del paciente y varios familiares, si existe manera de evitar que las protuberancias vuelvan a crecer dado que la dolencia, una enfermedad no contagiosa de la que se conocen muy pocos casos, a priori no tiene cura. "De momento no ha habido recurrencia y su condición está mejorando. Pero no sabemos qué pasará en el futuro", admitió el doctor Samanta Lal Sen, coordinador de la unidad de quemados y cirugía plástica del hospital.
Tras la presión mediática que suscitó el caso, el costoso tratamiento de Bajandar fue asumido por el Gobierno de Bangladesh y ahora Sen saca pecho de la respuesta ofrecida por su equipo de cirujanos, dermatólogos y otros especialistas. "Era una operación nueva para nosotros. Era muy complicado saber dónde estaban los dedos, los vasos sanguíneos. Había mucho riesgo de crear complicaciones. Es un logro y hemos demostrado que si lo intentamos, en Bangladesh podemos hacer un buen trabajo", subrayó el doctor.
Bajandar, por su parte, solo tiene buenas palabras hacia los médicos y es "plenamente optimista" de que sus manos serán "completamente normales" al final del proceso.
La esposa de Bajandar, Halima respira aliviada, pues el camino de la familia hasta llegar a la situación actual ha sido una tortuosa odisea en la que gastaron paciencia y decenas de miles de takas en tratamientos: desde homeópatas en el pueblo hasta visitas a médicos en la ciudad india de Calcuta. "Ahora solo siento alegría. Por fin vemos la luz", sentenció.
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