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BARRICADA EN UNA HABITACIÓN PARA EVITAR LA MUERTE

Una hora y media después de empezar la masacre, al asesino le quedaba munición

La policía noruega tardó 20 minutos en reducir al asesino, que aún contaba con gran cantidad de munición. Utilizaba un tipo de bala que incluso está prohibida en las guerras.

La policía noruega tardó una hora y media en llegar a la isla de Utoya desde que comenzó la matanza. En ese tiempo, Anders Behring Breivik, autor confeso de los hechos, tuvo tiempo de matar a 86 jóvenes que se encontraban allí en un campamento de las Juventudes Laboralistas.

Las fuerzas de seguridad llegaron poco antes de las 18.30 de la tarde a la isla, y tardaron 20 minutos en reducir al asesino, que aún contaba con una gran cantidad de munición, según informa la Policía. El primer aviso de lo que estaba sucediendo lo recibieron a las 17.26 y a la isla llegaron, según fuentes policiales, a las 18.25.

El autor confeso de la masacre utilizó un tipo de munición prohibida incluso en las guerras, de lo que se deduce su intención de causar un gran número de muertes.

Breivik, camuflado bajo las ropas de un policía, comenzó a disparar a los jóvenes tras perpetrar también él mismo, tal y como ha confesado, el atentado en el centro gubernamental de Oslo a las tres y media de esa misma tarde. Los jóvenes, presas del pánico, se hicieron pasar por muertos, se tiraron al mar para huir de la isla y otros, como se puede ver en la foto que uno de los jóvenes colgó en su Facebook, hicieron una especie de barricada en una habitación para evitar así que el asesino entrase.

La magnitud de la masacre hacía pensar que el asesino, considerado fundamentalista cristiano y seguidor de partidos ultraderechistas, no había actuado solo, aunque él ha asegurado que no tuvo ayuda. Seis personas fueron detenidas como sospechosas por los hechos este domingo, pero poco después fueron puestas en libertad dado que no tenían una vinculación directa con los hechos.

 

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