Los hospitales de la capital nepalí, Katmandú, se encuentran al límite de su capacidad mientras continúan llegando heridos desde otros distritos del país afectados por el terremoto que sacudió el sábado la nación del Himalaya. A medida que mejoran las vías de comunicación con Katmandú, va conociéndose la magnitud de la catástrofe en otras zonas del país, desde donde el flujo de víctimas con serias lesiones hacia los hospitales capitalinos no deja de aumentar, informa el diario nepalí Kantipur.
"El hospital ya está colapsado por el número de pacientes, mientras gente que proviene de más allá del Valle (de Katmandú) continúan llegando", aseguró al rotativo el doctor Swoyam Prash Pandit, director del hospital Bir, el principal centro médico de la capital nepalí.
El departamento de traumatología del hospital se encuentra ya copado por 200 pacientes y han sido movilizados 300 médicos, de acuerdo con Pandit, que pidió la llegada inmediata de ayuda, pues están a punto de quedarse "sin medicinas y material médico". "No necesitamos dinero. Enviadnos buen material médico y medicinas", explicó al diario el director del Bir, que añadió que los nuevos pacientes suelen llegar con golpes en la cabeza, fracturas de huesos o dislocaciones.
Situaciones similares se viven en otros centros hospitalarios de la capital, después de que el terremoto de 7,8 grados del sábado y unas 60 réplicas causaran más de 5.000 muertos, unos 11.000 heridos y medio millón de desplazados. "Nuestro departamento de urgencias tiene capacidad para 70 pacientes y hemos admitido ya a 80 que necesitan de atención médica seria", afirmó al periódico el doctor Deepak Mahara, director del Hospital Universitario Tribhuvan. Según Mahara, casi han agotado todas las medicinas y el material médico está a punto de terminarse, sobre todo gasas o antibióticos. El Ministerio nepalí de Salud ha informado de que pronto enviarán el material médico necesario a los centros hospitalarios.
Esta catástrofe ha puesto al límite a un país ya de por sí muy pobre y con un frágil Gobierno, cuyo primer ministro, Sushil Koirala, ha reconocido que la respuesta por parte de las autoridades al seísmo no fue la adecuada. El terremoto ha sido el de mayor magnitud en Nepal en 80 años y el peor en la región en una década desde que en 2005 otro seísmo ocasionara más de 84.000 muertos en Cachemira.