El Gobierno birmano reiteró su rechazo a la Misión de Investigación de la ONU para Birmania establecida por el Consejo de Derechos Humanos en marzo pasado, porque "no ayuda" a resolver la compleja situación en el estado de Rakáin con la minoría musulmana rohinyá.
"Reiteramos nuestra postura de disociarnos de la resolución" que estableció la misión, dijo el embajador birmano ante la ONU en Ginebra, Htin Lynn, quien consideró que "la institución de un ente de este tipo no ayuda en el curso de acción para resolver la ya de por sí complicada cuestión de Rakáin y los abrumadores desafíos".
Lynn respondió así al presidente de la misión, Darzuki Darusman, quien instó al Gobierno liderado por la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi a que le conceda acceso "pleno y sin impedimentos" al país para verificar las denuncias de los graves abusos contra los rohinyás cometidos por el Ejército y las fuerzas de seguridad. Darusman se refirió a asesinatos en masa, al uso excesivo de la fuerza, torturas y malos tratos, violencia sexual y basada en el género, y a la destrucción y quema de pueblos enteros, unos 200, según dijo.
El embajador recalcó que "nada justifica el terrorismo", y aseguró que la respuesta de las fuerzas de seguridad es "proporcionada" y "únicamente dirigida a terroristas", con el fin de salvaguardar la soberanía del Estado birmano y restaurar el imperio de la ley y el orden.
La líder birmana dijo también no temer el escrutinio de la comunidad internacional, a la que invitó a visitar Rakáin y a hablar con los musulmanes que han permanecido en sus aldeas.