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EN NUEVA ZELANDA
Un joven de 17 años intentó matar a la reina Isabel II y llegó a disparar contra ella en 1981
Los periodistas probablemente tengan la impresión de que el ruido fue causado por un elemento pirotécnico, pero lo cierto es que el joven, que en 1997 se suicidó en la cárcel, llegó a disparar contra la monarca, según los documentos neozelandeses recientemente desclasificados.
Un joven de 17 años intentó asesinar a la reina Isabel II durante una visita realizada por la monarca británica a Nueva Zelanda en 1981, según figura en una serie de documentos de los servicios de Inteligencia neozelandeses (SIS) que ahora han sido desclasificados.
Los hechos en cuestión tuvieron lugar en Dunedin el 14 de octubre de 1981, cuando la multitud que se agolpaba para saludar a Isabel II oyó "lo que parecía ser un disparo". La Policía achacó entonces el ruido a la caída de una señal, pero los documentos del SIS han revelado que sí hubo un disparo y que lo efectuó Christopher Lewis, de 17 años.
Los documentos, publicados inicialmente por el portal de noticias 'Stuff', revelan un intento de las autoridades por encubrir la amenaza real de la que fue víctima Isabel II, a pesar de que lograron detener a Lewis y localizaron, en un edificio junto al que pasaba el desfile, un fusil y un cartucho usado.
"Lewis sí pretendía asesinar a la reina", pero "no tuvo un punto de observación adecuado desde el que disparar ni un fusil lo suficientemente potente", rezan los documentos, de los que también se ha hecho eco este jueves la radiotelevisión pública británica, BBC.
Nueva Zelanda temía entonces que, si la verdad salía a la luz, se cancelasen las futuras visitas de la familia real, hasta el punto de que Lewis no fue acusado por intentar cometer un regicidio, sino por una serie de delitos menores que incluían disparar un arma.
Poco después de que el detenido compareciese por primera vez ante un juez, el SIS incluso expresó su preocupación por que los medios conectasen a Lewis con la visita de la monarca. Así, aunque destacaba que las investigaciones se habían llevado a cabo "discretamente" y "los periodistas probablemente tengan la impresión de que el ruido fuese causado por un elemento pirotécnico", los servicios de Inteligencia advertían de que "la prensa podía llegar a vincular la fecha del delito y la visita de la reina".
El Gobierno de Nueva Zelanda ya fue acusado de encubrir el incidente por parte de un antiguo agente de Dunedin, Tom Lewis, en el año 1997. En declaraciones a 'Stuff', este expolicía ha dudado de que toda la verdad termine saliendo a la luz y ha asegurado que Lewis fue inicialmente imputado por tentativa de traición.
La historia del detenido, en cualquier caso, termina en 1997, cuando decidió quitarse la vida en la cárcel. Entonces cumplía una pena por robo a mano armada y había sido imputado por asesinato, después de que hubiese purgado la primera y mermada condena por el ataque fallido contra Isabel II.
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