"Espero que esta visita sea exitosa y útil, y espero que durante las conversaciones con el presidente Vladímir Putin, pueda abordar los temas relacionados con la solución de los problemas de la península coreana y el desarrollo de nuestras relaciones", dijo Kim al poco de cruzar la frontera norcoreana-rusa y pararse en la localidad de Jasán.
Aparte de los elogios hacia Rusia, país que su padre, Kim Jong-Il, "amaba" y que visitó en tres ocasiones, fue lo único que el líder norcoreano dijo acerca del primer encuentro que mantendrá con Putin este jueves en la Universidad Federal del Lejano Oriente, en la isla Russki.
Kim fue recibido con honores militares en la estación ferroviaria de Vladivostok, en la primera visita del líder norcoreano a Rusia desde que llegó al poder,en 2011.
Putin ha tenido que esperar cuatro años para reunirse con él y solo cuando le invitó de nuevo formalmente en mayo del año pasado el líder norcoreano accedió.
El presidente ruso se ha esforzado desde el año 2000 por reparar los lazos con Corea del Norte, que se quedaron seriamente dañados bajo el liderazgo del último presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, y el primer presidente de Rusia, Borís Yeltsin. Estos se inclinaron más por Corea del Sur y por aplicar dureza hacia Pionyang por su programa nuclear.
Rusia, que formó parte de las conversaciones a seis bandas para el proceso de desnuclearización de Corea del Norte, se ha ofrecido en varias ocasiones como mediador entre Seúl y Pionyang.
El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, calificó hoy de "incorrectas" las informaciones que aseguran que el presidente ruso tiene la intención de pedir a Kim que regrese al diálogo de las seis potencias, pero sí aclaró que "en estos momentos no hay otros mecanismos internacionales efectivos". "Y por tanto, claro está, distanciarse completamente de este formato es imposible", recalcó, al tiempo que subrayó que pese a ello "cualquier esfuerzo destinado a desnuclearizar la península coreana y normalizar las relaciones" entre Seúl y Pionyang, merece un apoyo.
Para Kim la visita tiene un valor simbólico importante ya que le sirve para demostrar a Trump que tiene otros interlocutores además del inquilino de la Casa Blanca y su principal valedor, China, con cuyo presidente, Xi Jinping, se ha reunido en varias ocasiones en el último año.
Rusia y China han mantenido una postura común acerca de la cuestión nuclear, porque ambos quieren la desnuclearización de la península coreana y por ello han apoyado las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU cuando Pionyang desafiaba con nuevas pruebas a la comunidad internacional. Pero a la vez siempre han considerado que arrinconar así al norte es contraproducente y han abogado por un alivio durante las etapas en las que hubo cierto progreso en las negociaciones nucleares.
Putin, al igual que Kim, favorece un desarme nuclear gradual y, junto a Xi, con quien se reunirá este viernes en Pekín, insiste en la necesidad de que se ofrezca a Corea del Norte garantías de seguridad y medidas de reciprocidad a cambio de la desnuclearización.