La Fiscalía egipcia ordenó la puesta en libertad del expresidente Hosni Mubarak tras ser absuelto por la muerte de manifestantes en 2011 y después de haber cumplido otra condena por corrupción, aunque no se sabe cuándo el "faraón" saldrá del hospital donde se encuentra bajo custodia.
El fiscal del Este de El Cairo, Ibrahim Saleh, dijo que la decisión adoptada hoy por la Fiscalía es en firme, pero que es la policía la que debe aplicar la orden de puesta en libertad. Saleh explicó que su decisión se basa en que el exmandatario ya ha cumplido la condena de tres años de cárcel por apropiación de fondos públicos reservados a los palacios presidenciales emitida en mayo de 2015 y confirmada en enero de 2016.
El fiscal añadió en declaraciones telefónicas que desconoce si existen otros casos pendientes en los que está implicado Mubarak, quien ha sido sometido a varios juicios desde su derrocamiento en febrero de 2011, tras 18 días de protestas populares en las calles de Egipto.
El "faraón" fue detenido en abril de ese año y desde entonces ha estado preso, la mayor parte del tiempo en el Hospital de las Fuerzas Armadas del barrio de Maadi, en el sureste de El Cairo, donde goza de un régimen de detención privilegiado, según las pocas informaciones filtradas por los medios de comunicación egipcios.
La orden emitida por la Fiscalía llega después de que el pasado día 2 el Tribunal de Casación absolviera a Mubarak por su supuesta complicidad en la muerte de 239 manifestantes durante la revolución egipcia, en la segunda repetición de este juicio y tras haber sido condenado a cadena perpetua en 2012. La absolución abrió la puerta a que el equipo defensor del exdictador pudiera solicitar a la Fiscalía que restara la condena de tres años de cárcel por el caso de los palacios presidenciales al periodo que Mubarak ha pasado en prisión preventiva por el caso de la represión violenta de las protestas.
Los cálculos son favorables al "faraón" y su abogado se mostró confiado en que será puesto en libertad y podrá regresar a su casa en el barrio residencial de Heliopolis, en el noreste de la capital egipcia, en "uno o dos días", según declaraciones recogidas por el diario "Al Masry Al Youm".
Esta no es la primera vez que el letrado Farid al Dib solicita la puesta en libertad del octogenario exmandatario, pero en los pasados años la Justicia egipcia siempre ha encontrado la forma de mantenerlo retenido, aunque sólo fuera en el hospital. Mientras Mubarak ha permanecido en prisión hasta el día de hoy, sus dos odiados hijos, Alaa y Gamal, en octubre de 2015 fueron excarcelados tras cumplir condena por dos casos de corrupción.
El último ministro de Interior de Mubarak, Habib al Adli, que supuestamente ordenó la represión de la revuelta, también salió de la cárcel de Tora en marzo de 2015, después de haber sido absuelto de cargos de corrupción y tras haber estado entre rejas desde 2011.
Altos cargos políticos y de seguridad del régimen han sido absueltos y excarcelados en los pasados tres años, en los que los activistas y grupos revolucionarios egipcios han denunciado una vuelta a la dictadura en el país y el regreso de algunas de las caras conocidas a la escena política.
La puesta en libertad del "rais" representaría el final de los intentos de que se haga justicia por los abusos y la corrupción durante los 30 años de mandato de Mubarak (1981-2011) y por la violencia contra los revolucionarios, que tras su triunfo pidieron que se juzgaran todos los crímenes cometidos por Mubarak y su círculo.
El actual presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, procedente de las filas del Ejército al igual que Mubarak, ha mantenido cierta distancia respecto al exmandatario y su situación legal, porque este sigue siendo un asunto que levanta odios y pasiones entre los egipcios.