Al Amazonas se le considera el pulmón verde del planeta, pero las llamas lo están devorando. Brasil sufre la peor oleada de incendios de los últimos siete años. Las superficies quemadas han aumentado un 80% respecto al mismo periodo del año pasado.
Brasil se encuentra en estado de emergencia por los incendios forestales en la selva amazónica. Tras más de diecisiete días en llamas, se han movilizado todos los efectivos disponibles para intentar aminorar un desastre medioambiental que parece irreversible. Además , el presidente de Brasil, Bolsonaro ha insinuado en una rueda de prensa que las ONGs podrían estar detrás de estos incendios.
Las protestas por la política de medioambiente se repiten por todo el país.
El estado más afectado, con 13.641 focos, es el de Mato Grosso, que se extiende por gran parte de la Amazonía. La extensión de los incendios en la región ha obligado a algunos estados amazónicos, como Amazonas y Acre, a declarar situación de emergencia o alerta ambiental debido a que la humareda multiplica las enfermedades respiratorias y afecta hasta el tránsito aéreo.
El Parque Nacional de la Chapada dos Guimaraes, en Mato Grosso, ya perdió el 12 % de su vegetación, mientras que la cobertura vegetal en la Reserva Indígena Parque do Araguaia, igualmente en el estado amazónico de Tocantins, ha sido diezmada por el fuego.
La organización no gubernamental Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonía (Ipam), en un comunicado en el que se refirió al aumento de los incendios, asoció el crecimiento de los focos de fuego a la deforestación promovida por hacendados. De acuerdo con la organización, los incendios provocados por agricultores y criadores de ganado pueden salir del control. El aumento de tala de árboles en el pulmón verde del planeta ha llevado a Noruega y Alemania a suspender partidas destinadas al Fondo Amazonía, dedicado a la protección ambiental en Brasil y del que ambos países son los principales patrocinadores.