El ilustrador sueco Lars Vilks, que ha escapado ileso este sábado del ataque a un café cultural de Copenhague (Dinamarca), ya estuvo en el punto de mira de Al Qaeda en Irak en 2007 por publicar unas caricaturas del profeta Mahoma con el cuerpo de un perro.
Vilks acudió este sábado acompañado del embajador francés, François Zimeray, a una conferencia sobre el Islam y la libertad de expresión en el distrito de Osterbro cuando dos hombres abrieron fuego a las puertas del edificio, causando la muerte de un asistente y heridas a tres policías.
El ilustrador, de 68 años de edad, fue objetivo en 2010 de una fallida conspiración para acabar con su vida, dos años después de que el entonces líder de Al Qaeda en Irak, Abu Omar al Bagdadi, ofreciera 100.000 dólares por su muerte tras publicar en agosto unas ofensivas viñetas sobre Mahoma.
El dibujante reconoció que, desde la publicación de las viñetas, vivía bajo amenazas y que ha preparado su casa ante posibles asaltos. Vilks afirmó que su vivienda cuenta con una habitación de seguridad en el caso de que alguien irrumpa en la residencia.
"Me he preparado de distintas formas y tengo un hacha por si alguien intenta saltar a través de la ventana", afirmó en declaraciones a la agencia de noticias sueca TT.
La publicación de las viñetas de Vilks en 2007 abrió una nueva línea en la estrategia terrorista: atacar a los países que publicaran viñetas ofensivas para con la imagen del profeta. En 2008, la red terrorista Al Qaeda ejecutó un atentado suicida con coche bomba perpetrado contra la Embajada danesa en la capital paquistaní, Islamabad, que dejó cuatro muertos.
Este atentado fue realizado en respuesta a unas caricaturas publicadas por el ilustrador danés Kurt Westergaard, que representó al fundador del Islam con una bomba en su turbante. A consecuencia de la publicación de estos dibujos se produjeron disturbios en Oriente Medio, Africa y Asia que dejaron un saldo de 50 muertos.
La última expresión de esta estrategia tuvo su último y trágico ejemplo en Francia, donde fallecieron el pasado mes de enero 12 trabajadores de la revista satírica 'Charlie Hebdo'.
Como sucedió en el caso de Westergaard, el mundo musulmán no se libró de las consecuencias. La represión de las autoridades contra las manifestaciones a favor del ataque al semanario costó la vida de al menos cuatro personas en Níger, y decenas de heridos y detenidos en otros países como Argelia o Pakistán.