Las dos Coreas siguen ampliando sus contactos a raíz de su histórico encuentro de la semana pasada con una primera reunión de trabajo para tratar la participación norcoreana en los Juegos Olímpicos de Invierno. El encuentro se celebró en 'Tongilgak' (Pabellón de la Unificación), en la franja norte de la militarizada frontera entre los dos países, y se centró en debatir los detalles del viaje de un grupo de artistas norcoreanos a la cita olímpica y en acordar una nueva reunión de alto nivel para este miércoles.
Las representaciones estuvieron encabezadas por altos funcionarios de los ministerios de Cultura de ambos países, aunque la presencia que más destacó fue la de Hyon Song-wol, líder de la banda musical femenina norcoreana Moranbong, considerada la favorita del líder Kim Jong-un.
Aunque aún no se ha decidido si Moranbong estará en PyeongChang, la presencia en la reunión de Hyon -de la que los medios surcoreanos rumoreaban que fue pareja del propio Kim Jong-un- da a entender que el régimen ha propuesto que actúen durante los Juegos.
Sin embargo, el asunto se antoja espinoso dado que sería fundamental evitar toda puesta en escena de tono marcial, así como los temas que proclaman las virtudes de la guerra o del régimen -ambas cosas habituales en su repertorio- por el simple hecho de que esto vulneraría la Ley de Seguridad Nacional surcoreana.
Por otro lado, se acordó que la orquesta norcoreana Samjiyon actúe en febrero en Seúl y en la ciudad de Gangneung -una de las sedes de los Juegos- y también que el encuentro de alto nivel del miércoles sea en Freedom House (Pabellón de la Libertad), situado en la franja sur de la frontera.
Fue en este mismo lugar donde la semana pasada las dos Coreas celebraron una histórica reunión de alto nivel, la primera en dos años tras un severo empeoramiento de los lazos Norte-Sur y una importante escalada de tensión regional. Ahí acordaron convocar futuras reuniones militares para evitar nuevos roces fronterizos y también que el régimen norcoreano enviaría una delegación a PyongChang compuesta por altos funcionarios, artistas, animadoras y deportistas.
Sin embargo, el Norte no ha especificado si éstos últimos participarán en las competiciones o simplemente realizarán exhibiciones deportivas y tampoco si aceptará la propuesta del Sur para que ambos países desfilen en inauguración y clausura bajo una bandera unificada, como se ha hecho en otras ediciones de los JJOO.
Se espera que ambas cuestiones puedan quedar solventadas en la reunión del miércoles así como otros detalles, como por ejemplo, el modo en que la delegación norcoreana viajaría al Sur, ya que si es por tierra requerirá de coordinación militar entre los dos países.
La decisión de celebrar el histórico encuentro de la pasada semana, que ha permitido un importante acercamiento entre Seúl y Pyongyang, se produjo después de que el líder norcoreano, Kim Jong-un, expresara en Año Nuevo su deseo de mejorar lazos y enviar una delegación a PyeongChang.
También de que Seúl y Washington acordaran retrasar sus maniobras militares anuales -que el régimen considera como un ensayo de invasión- hasta después de los Juegos. La participación norcoreana en PyeongChang puede aliviar la tensión en la península coreana tras un año marcado por las continuas pruebas de armas del Norte y el tono desafiante con el que Trump ha respondido al régimen de Kim Jong-un.
No obstante, Corea del Norte ha insistido en que su programa nuclear sigue siendo innegociable y que seguirá desarrollándolo para contar con un elemento que disuada a EEUU de atacar su territorio. En ese sentido, el hermético país volvió a recordar en un artículo recogido en la agencia de noticias norcoreana que, pese al acercamiento con su vecino, ambos países se mantienen aún técnicamente en guerra.
En el mismo texto también criticó que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, alabara la política de sanciones del presidente estadounidense, Donald Trump, y dijera que ésta había ayudado a que las dos Coreas se reunieran la semana pasada.