De fenómeno viral a causa de un vídeo en el que critica que empleados de un restaurante hablaran español, Aaron Schlossberg pasó a protagonizar una pesadilla propia, en la que sus comentarios son respondidos con 'memes', protestas con mariachis y peticiones para que sea inhabilitado como abogado.
Lo que menos pudo haber pasado por la mente a Schlossberg, de 42 años y donante republicano, es que su airado reclamo al gerente de una tienda en Manhattan lo convirtiera en blanco de todo un movimiento en las redes sociales que, en cuestión de horas, logró identificarlo e incluso dar con su vivienda y lugar de trabajo.
Por las redes circulaban este miércoles las imágenes de un hombre de camisa blanca y pantalón oscuro que, móvil en mano, se quejaba y amenazaba con llamar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para que deportara a unos empleados que hablaban español.
Sus quejas cayeron tan mal entre la comunidad latina que, a medida que crecían las vistas del vídeo, se multiplicaban las respuestas en las redes, respaldadas con una artillería de memes.
En uno de ellos se difunde la dirección de la firma del abogado y en la foto de portada aparece este luciendo un decorado sombrero mexicano y al frente de una cantina.
Otros difundieron en la red social Twitter el teléfono de su trabajo con la invitación: "Llame a su oficina hoy para programar su consulta... En Español".
Han sido tantas las críticas que incluso @SchlossbergLaw aclaró en Twitter que las oficinas legales de Schlossberg y Umholtz "no tienen relación" con Schlossberg en Nueva York.
Pero los detractores también han pasado a los hechos. En Change.org, un blog que acoge peticiones públicas por internet de carácter cívico, reformista y social, se abrió una propuesta para recoger 10.000 firmas que apoyen la petición de su inhabilitación como abogado, la cual superaba este viernes las 8.800 rúbricas y seguía sumando.
Otra iniciativa se abrió en la plataforma gratuita para recolectar fondos GoFundMe, con la intención de contratar unos mariachis que, gustosamente, ofrecieran una serenata al letrado. La campaña, cuyo objetivo inicial era recaudar 500 dólares, llegó fácilmente a los 1.094 dólares, y, según los organizadores, podría cancelarse este jueves, de confirmarse el ofrecimiento de un grupo que se dijo dispuesto a brindar el recital completamente gratis.
Los organizadores, que recibieron sugerencias de enviar un camión de tacos y hasta las infaltables piñatas de las fiestas mexicanas, decidieron que no revelarían la hora ni la fecha para evitar que algún movimiento quisiera contrarrestarlos.
Los que sí dieron a conocer hora y fecha fueron los organizadores de una "fiesta latina" ante las oficinas "racistas" del abogado Aaron Schlossberg, convocada para la tarde de este viernes. Hasta el momento, 1.528 personas habían asegurado que asistirían, mientras que 7.722 dijeron estar interesadas y otras 4.406 estaban invitadas.
El encuentro, de acuerdo con sus organizadores, busca enseñar que los latinos no son tristes y que están encantados de educar al abogado sobre su cultura y su lenguaje a través de una gran fiesta en las afueras de su oficina. Y es que fue tal el revuelo causado por el video que el alcalde Bill de Blasio recordó en Twitter que la diversidad es una fortaleza de Nueva York y la hace una gran ciudad.
"Los 8,6 millones de personas que llaman a esta ciudad su hogar hablan más de 200 lenguas. Todos ellos son neoyorquinos y todos ellos son bienvenidos aquí", subrayó, sin mencionar un destinatario. Y la tormenta, que parece no disiparse tan rápido como apareció en las redes, siguió a su protagonista hasta la vida real.
Hoy, vestido con traje oscuro con corbata a rayas, un gorro de esquí negro, un maletín y cubriéndose con un paraguas de las cámaras, Schlossberg intentó, otra vez móvil en mano, hacerse paso mientras esquivaba a periodistas que esperaban a la salida de su casa.
También empiezan a aparecer videos de otros presuntos afectados por las palabras de este profesional que hoy fue personaje de portada del rotativo Daily News, acompañado por la frase, en español: "¡Jódete idiota!".