Investigación

El liquen amenaza Persépolis, capital del imperio persa

Una nueva especie de liquen amenaza los bajorrelieves de Persépolis (Irán), declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Circinaria persepolitana creciendo sobre un bajorrelieve en Persépolis

Circinaria persepolitana creciendo sobre un bajorrelieve en PersépolisSergio Pérez-Ortega | RJB-CSIC

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Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto para la Investigación en Ciencia y Tecnología de Irán (IROST) han descubierto una nueva especie de liquen, un hongo llamado Circinaria persepolitana que amenaza la conservación de los monumentos arqueológicos de Persépolis, la ciudad que fuera capital del imperio persa en el año 522 a.C.

Degradación de las rocas

Con el objetivo de proteger y preservar este patrimonio cultural, el equipo de investigadores y científicos está valorando la posibilidad de eliminar esta nueva especie de liquen dañino que recubre los restos arqueológicos de los antiguos palacios, así como de los grabados de escritura cuneiforme y del conjunto de bajorrelieves que forman los restos de la antigua ciudad de Persépolis, declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad en el año 2004 y que en la actualidad, su conservación se encuentra bajo la amenaza real de la colonización de los líquenes.

Estos líquenes formados por hongos y algas son indicadores de la contaminación atmosférica y tienen la capacidad de degradar las rocas en el medio natural y de desintegrarlas poco a poco a lo largo de los siglos. Los líquenes, principalmente las hifas del hongo penetran en el sustrato y favorecen la desintegración de la roca que colonizan.

Se trata de un proceso natural muy lento a la par que sumamente perjudicial para las formaciones rocosas, cuyo desarrollo amenaza con deteriorar de forma irreversible las construcciones arqueológicas de incalculable valor patrimonial.

Una década de investigaciones

Desde hace más de diez años, el investigador del Real Jardín Botánico (RJB) Sergio Pérez-Ortega y la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) Asunción de los Ríos, ambos pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y dependientes del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MCIU), trabajan en colaboración con el experto iraní Mohammad Sohrabi del Iranian Reseach Organization for Science and Technology (IROST) en el estudio del efecto nocivo que esta nueva especie de líquenes causa en distintos monumentos arqueológicos de la que fuera la capital del imperio persa.

Como consecuencia de este trabajo, estos investigadores describen una especie de hongo formador de líquenes llamado Circinaria persepolitana que está presente de manera muy abundante entre los restos arqueológicos de Persepólis.

Este hallazgo publicado en la revista The Lichenologist puede cubrir grandes extensiones de los grabados y bajorrelieves amenazando seriamente su conservación.“Supone una potencial amenaza a la conservación y preservación de este reconocido patrimonio, de manera que el Dr. Sohrabi ya está trabajando en las posibilidades para la eliminación de la especie en las superficies de mayor valor artístico”, señala el investigador Pérez-Ortega del RJB.

La labor realizada por la investigadora Asunción de los Ríos, experta en técnicas de microscopia electrónica de barrido, ha permitido calibrar de forma detallada y precisa el daño real que puede ejercer este liquen en los bajorrelieves.

“La decisión de eliminar líquenes y otros organismos del patrimonio cultural no es siempre sencilla de tomar, se tendría que basar en el impacto que pueden ejercer las distintas especies presentes, pero también hay otros factores a tener en cuenta como la velocidad de crecimiento y la recolonización, el daño de los tratamientos per se en la piedra monumental o el valor de la diversidad encontrada como en este caso” afirma la investigadora del MNCN.

Persépolis, la capital del imperio persa

Actualmente Persépolis conserva los vestigios del esplender de épocas pasadas. La capital del imperio persa durante la época aqueménida, fue fundada por Darío I en el año 521 a.C. y posteriormente destruida por Alejandro Magno en el 330 a.C. Pero no fue hasta el siglo XII que estas ruinas se certificaron como la antigua capital aqueménida.

Innumerables expediciones arqueológicas han permitido comprender las estructuras y las funciones que desempeñaban sus inmensos conjuntos palaciegos. A través de sus bajorrelieves se puede observar la diversidad de los pueblos que componían dicho imperio y sus inscripciones cuneiformes grabadas en las piedras nos brindan información de estas antiguas civilizaciones, motivo por el que conservar y preservar este patrimonio cultural es de suma importancia para el conocimiento y su estudio futuro.

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