Liz Truss, en la cuerda floja, se aferra a su cargo mientras se tumba su reforma fiscal

La primera ministra británica, Liz Truss, está en la cuerda floja en Reino Unido. El nuevo gobierno de los 'tories' sufre una inestabilidad que podría provocar otro terremoto político. La líder de los conservadores ha llegado este lunes tarde a la sesión del Parlamento. Ha eludido así las preguntas más comprometidas de una oposición que la acusa de esconderse debajo de la mesa.

Truss pende de un hilo pese a que el nuevo ministro de Finanzas le ha dado un giro radical a las reformas económicas que ella había planteado. Jeremy Hunt tumba casi todas las rebajas fiscales y anuncia que se reducen las ayudas a la factura energética. Medidas que estaban sacudiendo la estabilidad política del país.

El ideario de Truss ha quedado aniquilado en Westminster apenas tres días después de despedir a su ministro de Finanzas y poner al mando a Hunt. Ya son cuatro ministros económicos en cuatro meses. La prioridad en Reino Unido ahora es restaurar la disciplina fiscal con una medicina de más impuestos y menos gastos, lo que Truss descartó.

Con el paso de los días, la autoridad de Truss se desplaza a un espacio marginal. Las quinielas internas dudan a que pueda llegar a Navidad en su cargo. Varios de sus compañeros 'tories' han pedido en público su dimisión.

Fin al ideario económico de Truss

Jeremy Hunt ha anunciado que la reducción planeada para abril en el tramo básico del impuesto sobre la renta del 20% al 19% ya no se producirá. Pone fin a las medidas estrella de la primera ministra económicas. Asimismo, las ayudas para reducir el precio de la electricidad para empresas y hogares finalizarán en abril y no en dos años como anunció Truss.

Crispin Blunt, Andrew Bridgen y Jamie Wallis, diputados del Partido Conservador, han pedido abiertamente a Truss que dimita. Alegan que "se ha acabado el juego" y que se han cometido "errores muy básicos y evitables" en estas últimas semanas, según los mensajes en los últimos días.

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