No va a ser fácil sacar a los niños atrapados de una cueva de Tailandia de allí. Los equipos de salvamento luchan contra el tiempo y el Monzón y este miércoles han empezado a enseñarles a nadar y a bucear, que es lo más rápido, pero también lo más peligroso. Han perdido peso, están débiles y no tiene ganas de sonreír. Hoy han dormido acompañados y ya han recibido su primera comida, cerdo, arroz y leche, y también las primeras curas. Ahora esperan poder hablar por teléfono con sus padres.
La evacuación será muy difícil ya que la forma más rápida es sacarlos por el pasadizo submarino marcado como ruta. Tang Xiaolong, rescatador chino, explica que la distancia no es muy larga, pero casi todo el camino está sumergido.
Los escolares han tomado su primera clase de buceo y estos días deben aprender a respirar bajo el agua, pero también a moverse por zonas profundas y con corrientes en casi absoluta oscuridad.
Narongsak Osatanakorn, gobernador de Chiang Rai, indica que los niños han probado las máscaras y han practicado la respiración, pero todavía no se han metido en el agua ya que la corriente es bastante fuerte. Por ahora no hay opciones claras para evacuarlos y el gobierno no descarta perforar, pero eso implica posibles derrumbes.
Por ahora, lo más seguro es seguir bombeando agua y esperar que no llueva. Si el nivel baja un metro, los niños podrán salir con chalecos salvavidas. Han estado diez días sin comer, en la oscuridad absoluta, con humedad y aislados. Tienen entre 11 y 16 años y preocupa su fortaleza mental y física.