Los mercadillos de Navidad abrieron este lunes en Alemania entre fuertes medidas de seguridad tras el atentado yihadista del año pasado contra el de la Breitscheidplatz en Berlín, donde murieron doce personas arrolladas por un camión.
El número de agentes de policía y guardas privados en estas instalaciones se ha multiplicado, según medios locales, así como la disposición de elementos físicos para aumentar la seguridad, como bloques de hormigón para impedir que puedan irrumpir en el mercadillo vehículos pesados.
"La amenaza terrorista en Europa y Alemania se mantiene elevada. Esto vale también para los grandes acontecimientos, algo que incluye a los mercadillos", explicó en una rueda de prensa rutinaria el portavoz del Ministerio de Interior, Johannes Dimroth.
El portavoz agregó que la seguridad es una competencia de los estados federados y de los municipios, pero que el Gobierno central mantiene un "estrecho" contacto con el resto de niveles administrativos para compartir información y experiencias.
En el mercadillo de la Breitscheidplatz había actividad desde el mediodía, con los primeros curiosos paseando ya por sus callejuelas, entre puestos iluminados y adornos navideños, probando tazas de vino caliente y comprando recuerdos y regalos. Aquí, el atentado de hace un año está muy presente, con un acto previsto para este lunes durante la inauguración oficial del mercado y otro homenaje a las víctimas el 19 de diciembre, cuando se cumpla el primer aniversario del ataque yihadista.
El 19 de diciembre, por su parte, los puestos de Breitscheidplatz permanecerán cerrados para conmemorar el aniversario del ataque y recordar a las doce víctimas mortales. Entre los homenajes destacará la inauguración de una grieta de 14 metros de largo y cerca de tres centímetros de ancho rellenada de una aleación dorada con los nombres y nacionalidades de los muertos.
La edición digital del semanario 'Der Spiegel' informó de otro potencial fallo policial en el seguimiento de Anis Amri, el presunto autor del atentado de Berlín, al que se siguió de forma intermitente durante meses por su relación con grupúsculos salafistas en Alemania.
Según este medio, en un registro del teléfono móvil de Amri en 2016 los agentes no dieron con una serie de imágenes en las que el presunto terrorista posaba con una pistola de fogueo, armas blancas y un bote de gas pimienta. Amri, un tunecino de 24 años, había sido calificado como no peligroso por las fuerzas de seguridad alemanas y se le había retirado la vigilancia intensiva a la que se le sometió durante seis meses, justo tres meses antes del atentado del 19 de diciembre.
