“Hillary Clinton
adora al diablo; es el demonio”. Durante la pasada campaña electoral en Estados
Unidos, varios perfiles de Facebook reproducían y compartían afirmaciones de
este tipo. Noticias falsas, manipuladas que crecieron en las redes sociales
provocando y obteniendo una gran repercusión mundial, y que consiguieron que el
índice de popularidad de la candidata demócrata descendiera, en cuestión de
días, mientras que el de su rival, Donald Trump, subía como la espuma.
Juan Miguel Velasco, experto en ciberseguridad y socio-director de Aiuken (una de las principales consultoras de ciberseguridad de Europa), asegura que “lo que ha ocurrido no es que Trump haya cambiado su popularidad, sino que alguien ha destruido la imagen de Hillary."
Pero cómo lo
hicieron. Fue un ataque combinado; una estrategia que duró meses y generó miles
de noticias falsas dirigidas contra los valores de los votantes norteamericanos.
Y aunque los hackers trataron de esconder y enmascarar la fuente de la
desinformación la mayoría salió de países de Europa del este y exrepúblicas soviéticas.
“Hay evidencias de que se han utilizado redes de ordenadores que habitualmente
utilizan hackers rusos o por inteligencia rusa”.
Una campaña de
desinformación diseñada para manipular a los ciudadanos de un país donde más
del 65 por ciento de la población se informa a través de las redes sociales.