Reino Unido
Una madre de cuatro hijos muere de un infarto tras esperar durante 11 horas a la ambulancia
Hannah Houghton, que sufría fibrosos quística, tuvo que esperar 11 horas a que llegase la ambulancia. Fue trasladada al hospital, pero falleció a los tres días.
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Tragedia la que ha ocurrido en Birmingham, Reino Unido. Hannah Houghton, una mujer de 36 años, padecía fibrosis quística y luchaba por respirar el pasado 18 de diciembre en su casa de Kings Norton. Su prometido, James Jackman, llamó al servicio de emergencias a las 19:20 horas, pero estos no llegaron hasta las 06:15 horas del día siguiente y Hannah falleció al cabo de unos días.
La ambulancia tardó 11 horas en llegar
La mujer sufría fibrosis quística, que es un trastorno que daña los pulmones, el tubo digestivo y otros órganos. Ese día, le estaba costando mucho respirar, pero la ambulancia tardó prácticamente 11 horas en llegar desde la llamada de James. Una vez se personaron, la trasladaron de urgencia al Hospital Queen Elizabeth, donde recibió un tratamiento por presión arterial peligrosamente baja.
Desgraciadamente, Hannah perdió la vida tres días después, el 22 de diciembre, tras sufrir un infarto.
Murió tres días después, el 22 de diciembre, tras sufrir un infarto. "Quién sabe realmente, pero creo que si el tratamiento hubiera comenzado 11 horas antes, podríamos estar hablando de una situación diferente. En cambio, ahora tenemos cuatro hijos sin madre", expresó James, criticando la tardanza de los profesionales de emergencia.
"Me senté con ella hasta que aparecieron los paramédicos, no lo podía creer. Me senté con ella durante diez minutos, le dije que la amaba y luego se fue", recordaba. Ahora, el prometido de la víctima exige una respuesta por parte del Gobierno y de las autoridades sanitarias de Reino Unido.
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En ningún momento criticó directamente a los paramédicos, aclarando que hicieron un gran trabajo pero que, nada más llegar, los vio "exhaustos". Un portavoz del Servicio de Ambulancias de West Midlands explicó que la "sobrecarga" de pacientes en los hospitales británicos está provocando grandes retrasos. De hecho, en algunos casos, no hay más remedio que tratar a los pacientes en ambulancias.
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