Nelson Mandela, en el funeral de su biznieta

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Mandela, desencajado en el funeral de su biznieta

El ex presidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz Nelson Mandela asistió al funeral por su biznieta Zenani Mandela, de 13 años, muerta en un accidente de tráfico la madrugada del pasado 11 de junio tras salir del concierto de apertura del Mundial de Fútbol 2010.

La ceremonia, que tuvo lugar en la capilla del colegio de San Stithians de Johannesburgo, que estuvo abierta al público, se celebró después de que la adolescente fuera enterrada en el cementerio del barrio de Fourways en un acto íntimo al que tuvieron acceso sólo la familia y algunos amigos.

Mandela, con abrigo negro y aspecto decaído, llegó a la capilla en su automóvil rodeado por una caravana de vehículos policiales y fue introducido en el templo en un cochecito eléctrico ayudado por algunos de sus familiares.

Junto al resto de la familia, Nelson Mandela tomó lugar en los bancos situados en el estrado de la capilla, antes de que varios allegados hicieran uso de la palabra para recordar a Zenani, cuya muerte ha alejado al ex presidente, que tiene una delicada salud, de los actos y encuentros del Mundial Sudáfrica 2010, que él promovió.

En una pantalla colocada en la capilla se podía ver el rostro sonriente de Zenani, de la que también habían llevado fotos los asistentes, mientras sonaba como música de fondo la canción "Gone too Soon" (Se fue demasiado pronto), de Michael Jackson.

Tras iniciarse el oficio con una lectura del Libro de los Salmos, intervinieron varios familiares, entre ellos su abuelo materno, Oupa Seakamela, quien dijo de ella que "sabía cosas que incluso los adultos no sabían.

Yo la llamaba 'princesa Makombo', porque todo lo hacía con estilo y dignidad. Se comportaba como una princesa". El padre de la fallecida, Casey Moyo, escribió un mensaje que fue leído por otro familiar en el que decía: "Lo daría todo por tener a Zenani de nuevo sobre mis espaldas y decirle que la quiero una vez más".

Al funeral asistieron varios cientos de familiares, amigos y compañeros de Zenani y, durante el oficio, mucho de ellos no pudieron contener las lágrimas.

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