Es un crimen de lesa humanidad, lo ha dicho la Corte Suprema de El Salvador (CJS) en al menos tres ocasiones, pero después de 30 años el sistema judicial sigue manteniendo bajo la sombra de la impunidad la masacre de seis padres jesuitas y dos mujeres cometida el 16 de noviembre de 1989.
En abril de 2018, una corte de Paz ordenó la reapertura del proceso para determinar la autoría intelectual, sin que hasta la fecha se hayan dado avances.
Las víctimas de esa masacre, cometida en el marco de la guerra civil de El Salvador (1980-1992), fueron los españoles Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López y Juan Ramón Moreno, el salvadoreño Joaquín López, así como Elba Ramos y su hija adolescente Celina.
Un año crucial en la guerra salvadoreña
La guerra interna enfrentó al Ejército, financiado por Estados Unidos, y a la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) entre 1980 y 1992 y dejó un saldo de 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
Cuatro eventos hicieron de 1989 un año crucial en el curso que tomó esa guerra: la llegada de Alfredo Cristiani al Ejecutivo, un atentado contra líderes sindicales, la ofensiva guerrillera del 11 de noviembre y la masacre de los jesuitas.
El padre español José María Tojeira, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (Idhuca), relató a Efe que Ellacuría fue uno de los principales impulsores del diálogo para alcanzar la paz desde 1981. "Ellacuría se había vuelto más entusiasta (en 1989). Veía que Estados Unidos estaba más abierto y que Cristiani pertenecía a un sector de la empresa privada partidario de terminar con la guerra y de terminar por la vía dialogada", señaló.
No obstante, el atentado con bombas del 31 de octubre contra un local de una opositora federación de sindicalistas, que dejó 10 muertos y 27 heridos, crispó los ánimos en el país. El 11 de noviembre, la guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lanzó su mayor ofensiva contra la capital. "Con el tema de Fenastras, el FMLN decidió promover una especie de insurrección con esta ofensiva", apuntó Tojeira. La respuesta militar fue "sumamente violenta".